Ese polvo blanco que cubre el fuet y otras salchichas secas es una sustancia natural
El fuet, el popular embutido catalán convertido en un clásico del apetitivo, es fácilmente reconocible por esa capa blanca que recubre todo el exterior. Es muy probable que te la hayas comido más de una vez sin pensar siquiera qué es o si deberías habértela zampado, pero que nadie se alarme ahora echando cuentas. Si fuera peligrosa no nos pondrían rodajas de fuet cortado como tapa en los bares.
El fuet, ya sea espetec, secallona, somalla o otras variedades del mismo, no es el único embutido de este tipo que luce ese polvillo, pues lo encontramos tanto en salchichas y longanizas secas de España como en otros países donde también se rinde culto al embutido del cerdo.
Como ya explicamos en DAP, esa sustancia blanquecina con textura como de harina o polvo fino muy blanco, que casi parece cal, es una sustancia totalmente natural que aparece sola durante el proceso de elaboración de estos embutidos, concretamente durante la curación. Son mohos u hongos comestibles, que protegen al embutido y mejoran además su calidad, sin afectar al sabor.
Por tanto sí, se pueden comer. Ahora bien, ¿es saludable? Esa capa blanca por sí misma sí, pero recordemos que está adherida a la piel del embutido. Un fuet de calidad se elabora tradicionalmente embutiendo la carne en tripa natural y esta es perfectamente comestible; en el caso de que no lo fuera, así lo debe indicar el fabricante, como sucede con los quesos.
Lo que no es tan saludable es abusar de embutidos, chacinas y elaborados del cerdo, por muy artesanos que sean, pues no dejan de ser carnes procesadas muy ricas en grasas y, habitualmente, sal. No pasa nada por tomar fuet y otros productos similares de vez en cuando y en cantidades moderadas, pero siempre sin abusar.
Imagen| Freepik
En DAP | Más allá del fuet y la butifarra: una guía por el sabroso mundo de los embutidos catalanes
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