Toda mi vida he sido más del equipo melón, pero desde que se me ocurrió servir la sandía con un aderezo mexicano estoy enganchada
Confieso que nunca le he visto mucho la gracia a la sandía. Quizá me venga de familia, pues en casa siempre hemos sido ávidos consumidores de melón piel de sapo durante todo el verano. De vez en cuando nos regalaban alguna sandía y la añadíamos a la ensaladera con su primo, pero me ha parecido siempre sosa. Estupenda para hacer recetas refrescantes, pero aburrida por sí sola. Eso se acabó para siempre.
No suelo complicarme la vida a la hora de tomar fruta fresca, y solo pelo y troceo los ejemplares que lo exigen por sus propias características, como una naranja, el mango o el melón. Por eso tampoco soy muy dada a hacer ensaladas de fruta de postre, pero la cosa cambia si las añado a platos salados de almuerzo o cena, donde justo la sandía sube de nivel. Pensando lo rica que está la ensalada griega de sandía se me iluminó la bombilla al recordar un producto que tengo en el cajón de las especias, el fabuloso tajín mexicano.
El tajín me abrió un mundo de sabores cuando lo probé la primera vez en un plato muy típico de la cocina callejera de México, el mango picante con tajín y lima, y que desde entonces he probado echándolo a otras frutas tanto tropicales como locales -además de muchos otros platos-. Me gusta mucho también con piña y papaya, y en verano tenía que probarlo con las frutas estivales, como el melocotón, otro éxito.
Pero es con la sandía con la que he descubierto la combinación definitiva. Mientras que una buena nectarina dulce o un melón de calidad me encantan por sí solos, la sandía adquiere otra dimensión servida bien aderezada con las especias tajín. Su mezcla de chiles, sal marina y zumo deshidratado de lima, sencilla pero muy aromática, funciona sorprendentemente bien dándole un toque distinto a la sandía, potenciando su sabor natural y creando un contraste de sabores casi adictivo.
La combinación de matices dulces, ácidos, salados y un ligerísimo toque picante -muy, muy suave- le ha dado otra dimensión a mi ración de sandía y ya no quiero comerla de otra manera. Ha dejado de parecerme sosa a ser mi merienda favorita del verano, refrescante y sabrosísima. A veces la rocío con zumo de limón o lima antes de echar el tajín cuando me apetece una acidez más fresca.
Salsa en polvo Tajín 142g
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