Sobre el curry podemos saber infinidad de cosas, gracias a que está muy bien documentado en la red, podemos saber sobre su historia; como por ejemplo que nace como tal, en la India en el siglo XIX gracias a que los primeros agentes de la Compañía de Indias volvieron a su país con cocineros de indios y con un gusto especial por la comida picante, y esto hizo que se empezara a introducirlo en el paladar europeo, publicándose en Francia en 1889 la composición exacta del “polvo Kari”, quedando así “estandarizado” el sabor del curry en Europa.
En el siglo XVII aparece referenciado en un libro de cocina portugués una mezcla parecida al curry. Debemos tener en cuenta que cada cocinero de la India tiene su propia mezcla que guardan como oro en paño, y no una sola sino varias, y que las utilizan según el plato que cocinen.
Si somos unos fanáticos del curry y además del género valiente, podemos intentar hacer nuestra propia mezcla, quedando así, ante la humanidad entera, como unos verdaderos expertos en cocina hindú.
Vamos a necesitar entre 5 y 20 especias distintas todas en semillas y en producto seco, a elegir entre estas pimienta negra, pimienta roja, pimienta de Jamaica, hinojo, cúrcuma, jengibre, canela, nuez moscada, semillas de mostaza, comino, ajo, semillas de amapola, azafrán, almendras, cilantro, cebolla seca, tamarindo, cardamomo, cayena, fenogreco, aholva, alcaravea, albahaca, celerí, anís estrellado, clavos, canela, guindilla.
Para nuestra primera prueba tenemos que actuar como verdaderos científicos y hacernos con una báscula de precisión, una libreta, un bolígrafo, una sartén para tostar las semilla y un mortero de granito (los muy entendidos dicen que se imprescindible pero me da a mi que cualquier otro es igual de efectivo). Podemos trabajar sobre una base de cilantro seco, e ir añadiendo ajo, comino, pimienta, guindilla, cúrcuma, cardamomo, clavo, canela, anís estrellado y nuez moscada. Tenemos que tostar las semillas y las tenemos que machacar todas juntas, dejándolas en polvo perfecto.
La bascula, la libreta y el bolígrafo sirven para ir apuntando la formula exacta que hemos utilizado y ver si en otra prueba le tenemos que quitar o añadir cantidades o especias. Cuando tengamos la mezcla perfecta, será el momento de alquilar una caja fuerte en un banco, guardar nuestra receta magistral y dejarla perfectamente custodiada hasta el día que nuestros hijos tengan que heredarla.
Yo todavía tengo que iniciar la búsqueda de mi mezcla. Espero que todos tengamos la suerte de encontrarla.
Foto | Morguefile-cohdra
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