No todas las preparaciones son iguales si hablamos del punto de vista nutricional y gustativo
Quizá empezar el día desayunando los huevos no es algo que parezca excesivamente español. O no español en el siglo XXI, pero si es cierto que los huevos forman parte del desayuno de muchas personas, especialmente en países anglosajones como Reino Unido o Estados Unidos, y que cada vez más están presentes en otros tipos de cocinas.
Vinculado también a ese fenómeno vacacional hotelero de buffet, donde suelen aparecer los huevos cocinados de muy diferentes maneras, la realidad nutricional del huevo no deja de ser positiva. De hecho, su consumo semanal —en dietas equilibradas sin ningún tipo de patologías— se estima entre tres y cinco unidades, según la Fundación Española del Corazón.
Con moderación, siempre, pero estamos hablando de un elemento que es rico en grasas, en proteínas, en minerales, en vitaminas y además su carga proteica es la más biodisponible.
Aunque la palabreja pueda resultar un poco extraña, esto quiere decir que las proteínas más asimilables que vamos a encontrar en cualquier alimento van a ser las del huevo.
Por este motivo, es muy habitual que los citados deportistas se hagan tortillas de claras de huevo o directamente compren las claras de huevo pasteurizadas. La cuestión es comprender si desayunar huevos más allá de ser saludable o no tiene alguna otras cortapisas.
En este sentido, si eres de los que le gusta desayunar, huevos de manera puntual o incluso en el día día, debes comprender que hay formas más saludables de comerlos o de prepararlos. En este caso, lo más evidente es entender que cuántas menos grasas añadamos al producto (especialmente saturadas), mejor.
Razones por las que las mejores formas de preparar huevos para desayunar son aquellas en las que simplemente se cuecen o se pasan por agua. Es decir, vuestro mejor aliado en el desayuno con huevos, serán los huevos cocidos, los huevos escalfados o al clásico huevo mollet.
Por contra, lo más evitable sería el huevo frito y, a partir de ahí, los revueltos o las tortillas. En cualquier caso, si hacéis huevos fritos o si los utilizas para hacer un revuelto, recurrid a grasas insaturadas de calidad y en poca cantidad. Otro cantar sería que cojamos nuestros huevos preparados de una manera más ligera y saludable, y luego nos los carguemos con salsas o añadidos.
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Por ejemplo, si pasamos de un huevo escalfado y le añadimos una salsa holandesa para convertirlo en unos huevos benedictinos, no estaremos entendiendo de todo el mensaje nutricional del huevo. Si se consumen de manera puntual dentro de una dieta equilibrada, no pasa nada. Si lo tomamos por costumbre, es algo a evitar.
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