Si te gusta el roscón de Reyes con relleno, no te olvides de este detalle cuando lo hagas casero

Por mucho que los más puristas de la receta de roscón de Reyes tradicional defendamos degustar este dulce sin mancillar, somos conscientes de que las versiones rellenas también tienen muchos seguidores. Haciéndolo casero podemos rellenarlo al gusto con nuestra propia elaboración, pero, si es tu caso, hay un detalle que tendrías que tener en cuenta para que te quede perfecto.

Los rellenos industriales suelen ser bastante deficientes, aunque por suerte solo la auténtica nata puede anunciarse como tal, si bien su calidad puede dejar mucho que desear. El mayor problema es que ocultan a menudo un bollo pobre, seco y poco sabroso, algo que podemos evitar si lo hacemos todo casero nosotros mismos. Incluyendo los rellenos, claro.

Un clásico es el de nata montada, más o menos dulce al gusto, aunque también triunfan entre golosos los rellenos de trufa casera o el roscón de Reyes relleno de crema pastelera, a menudo olvidada pero que es uno de esos básicos de pastelería ideal precisamente para rellenar todo tipo de postres, ideal para los amantes de las natillas.

Sea cual sea tu elección -hay quien incluso combina nata y trufa en un mismo roscón, tanto por mitades como superponiendo o mezclando ambas cremas creando un bonito relleno bicolor-, ten en cuenta que puedes usar cualquier receta básica de masa de roscón, pero cambiando un pequeño paso.

Y es que recomendamos no colocar las sorpresas del roscón hasta el último momento, al añadir el relleno tras el horneado y enfriado. Si normalmente introducimos las figuritas típicas o pequeños regalos envueltos en film al formar el roscón, antes del último levado, cuando lo queremos rellenar es mejor dejar la masa sin más.

Porque al levar y tras el horneado no sabremos exactamente dónde han acabado las figuras, y al cortar el roscón para el relleno podríamos llevárnoslas por delante con el cuchillo. Además del peligro de romperlas, podríamos estropear el propio interior del roscón si nos las encontramos en medio del corte, y al retirarlas siempre dejan rastro en la miga.

Es mucho mejor colocar las sorpresas cuando hayamos cortado el roscón para dividirlo en dos discos -siempre, siempre que esté totalmente frío-; podemos distribuirlas sobre la mitad inferior y ocultarlas con el relleno encima, o colocar el relleno e introducirlas con cuidado en la crema antes de cerrar con la porción superior.

De esta manera además tendremos más controladas las figuras por si queremos que algún comensal en concreto reciba un regalo específico, como los niños, a quienes siempre les hace más ilusión. Y que otro adulto reciba el haba para pagar o preparar el roscón del año que viene.

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