El secreto está en aprovechar las propiedades que tiene la piel de este saludable pescado
Con lo fácil y sano que es cocinar un plato sabroso de pescado en casa, parece que todavía cuesta a mucha gente ponerlo en práctica. Es un problema más notable en Reino Unido, donde cocineros famosos como Nigella Lawson, Jamie Oliver o Gordon Ramsay llevan muchos años tratando de animal a sus compatriotas a perderle el miedo. Los trucos, sin duda, ayudan.
Ramsay evita complicar la vida a sus seguidores apostando por una pieza tan noble, versátil y nutritiva como el salmón fresco o descongelado que cualquiera puede preparar en su cocina en pocos minutos. Y para que ninguna metedura de pata desanime a nadie a seguir apostando por la cocina del mar, tiene una técnica infalible con la que obtener resultados de profesional.
Como nos enseña él mismo en un vídeo compartido por el programa The F Word, dirigiéndose también así a los espectadores estadounidenses, país donde en muchas regiones el pescado brilla por su ausencia si no es en forma de latas de atún o varitas rebozadas. “El secreto para cocinar un gran salmón”, dice, “es asegurarte de que lo cocinas con la piel hacia abajo”.
Ya sabemos que la piel del salmón es comestible, pero además es que protege la carne del pescado, evitando que nos pasemos de cocción y arruinando el plato. Y el truco del chef es practicar unos cortes paralelos en la misma antes de cocinarlo.
Para ello, levanta un poco la pieza de salmón con las manos y la dobla por el centro hacia arriba, lo que facilitará el proceso. Entonces hace cuatro incisiones rectas con un buen cuchillo afilado, atravesando la piel y un poco la carne, pero procurando que no sean cortes muy profundos. Así, explica, ayudamos al salmón a que se cocine más rápido, dejando la piel muy crujiente.
Y como ya hacemos nosotros al cocinar piezas de pollo con piel, salpimienta y adereza el salmón directamente sobre la piel y esos cortes, masajeando con las manos para sazonar también el interior.
Una vez está a temperatura ambiente, no frío de la nevera, pone a calentar una sartén antiadherente, añade un poco de aceite y echa la pieza por el lado de la piel, presionando suavemente con una espátula; tiene que chisporrotear. Cuando ya está cocinado por esa cara, lo voltea para hacerlo brevemente por el otro lado, dejándolo al punto deseado, siempre procurando que no se cocine demasiado.
Por supuesto, el salmón se sirve inmediatamente y con la piel hacia arriba, para que quede muy crujiente y sabrosa.
Imágenes | Freepik/lifeforstock - yastremskaolga
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