El truco de Karlos Arguiñano para que nadie se las coma por error las guindillas de los guisos

El cocinero tiene una técnica muy sencilla para evitar dramas en la mesa

¿Te has comido sin querer un grano de pimienta mientras degustabas con placer algún guiso? Si no es el caso, enhorabuena, porque no es precisamente la sensación más agradable del mundo. Tampoco lo es masticar una guindilla de cayena entera. Primero, por la sorpresa inesperada; segundo, porque pica como mil demonios. Menos mal que nuestro Karlos Arguiñano tiene un truco muy apañado para ponerle solución.

A quien cocina no le suele suponer ningún problema encontrar pimientas enteras en el plato, pues ya sabe que están ahí. Y los hay enganchados a las sensaciones fuertes que incluso disfrutan masticando estas diminutas bombas. No viene mal avisar a los comensales, aunque a algunos les molestará tener que andar mirando con lupa cada bocado o escarbando en la salsa como si fuera un campo de minas.

No solo las especias más picantes pueden suponer una molestia para los paladares más delicados -o encías sensibles-; semillas de comino o alcaravea, comino en grano, semillas de mostaza, clavos de olor... son especias habituales que podemos usar enteras y que, ocasionalmente, no necesitamos más que infusionen con su aroma el sofrito, guiso, salsa o sopa.

Para poder cocinar con estos aromáticos y retirarlos sin problema antes de servir, Karlos Arguiñano compartió en uno de sus programas veraniegos un truco la mar de práctico, usando un par de gasas corrientes esterilizadas, dos porciones cuadradas.

Simplemente hay que colocar una encima de la otra, girando un poco la superior para no solaparlas completamente, y depositar en el centro todas las especias enteras o en grano que queramos usar. A continuación, se forma un paquetito uniendo los extremos en la parte superior, envolviendo las especias, y cerrándolo en forma de atadillo con cordón de cocina.

Hay que procurar cerrar bien el paquete haciendo un buen nudo que aguante el cocinado, más aún si vamos a usar la olla exprés. Arguiñano corta los extremos de cordón que sobra y simplemente añade el paquete a la olla, donde ya tiene un sofrito en marcha, para darle unas vueltas y que empiecen a soltar su aroma. Y ya solo queda continuar con el cocinado de la receta.

Así, al final de la cocción y antes de servir, no hay más que capturar el paquetito de gasa con cuidado y retirarlo, dejando que escurra bien en la olla para sacar hasta el último aliento de sus aromas. Y tendremos una receta muy aromática sin riesgos a pequeños accidentes inesperados entre los comensales. Que un grano de pimienta traicionero podría incluso romper un empaste.

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Fotos | Karlos Arguiñano - 8photo - Freepik

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