He de reconocer que cuando en la estantería de la sección gastronómica de una librería veo un libro que en la portada aparece un famoso para proponernos su cocina y sus recetas, escapo de él como alma que lleva el diablo. No me gusta el uso de unos personajes famosos para vender una serie de platos que ya sé de antemano que no estarían nunca preparados por ellos, y que incluso tengo miedo que no sepan ni cocinar la receta mas básica.
Por eso cuando me regalaron “Los Postres de los famosos” he de confesar que estuvo varios días olvidado en mi mesa, hasta que por circunstancias lo abrí y descubrí todo el trabajo que había en su interior. Definitivamente no era un libro de “famosillos” como los demás, era un libro de recetas, y además muy buenas.
Dos autores lo firman, por un lado el conocidísimo José María Íñigo, encargado en esta ocasión de ponerse en contacto con famosos a los que simplemente se les preguntaba cuál era su postre favorito. En esta ocasión ellos no tenían que hacer que sabían cocinar, ni ponerse zanahorias y berenjenas en el mandil y la cabeza para convencernos de que eran grandes chefs. La cosa empezaba bien.
Por otra parte, Ingrid González, quizá su nombre no os suene a primera vista, pero participó en el concurso televisivo “Deja sitio para el postre”, aunque ya se dedicaba profesionalmente desde hacía tiempo a la repostería. Ella es la encargada de ejecutar todos los postres elegidos por los famosos, en algunas ocasiones respetando la receta tradicional y en otras versionando ligeramente a su manera el postre elegido por el personaje conocido.
Así, después de hojearlo un rato, me encuentro un fantástico libro de repostería, con 50 recetas variadas y de todo tipo que van desde el brownie helado con menta elegido por Alaska, el apffelstrudel de Susanna Griso al pastel sorpresa de chocolate y salsa de vainilla bourbon del tenista Carlos Moya.
En donde todas las elaboraciones preparadas por Ingrid González vienen perfectamente explicadas, desde sus preparaciones más básicas como masas o almíbares, hasta el montaje y la decoración para que siguiendo sus pasos la receta salga perfecta.
En resumen, un auténtico libro de repostería, con multitud de variadas recetas y que dejando a un lado la biografía que nos ofrecen de cada famoso, que pueda interesar más o menos a unos que a otros, tenemos un conjunto de dulces estupendos, y como dice Elena Arzak en el prólogo de la obra “se puede invitar a alguien a compartirlo y comentar algo sobre el famoso que lo eligió. Dulces y conversación ¿hay algo mejor?”
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