Que la gastronomía sigue siendo tendencia queda claro al comprobar la cantidad de libros que se publican cada año. Con el tiempo yo me he vuelto más selectiva, por cuestiones de espacio pero sobre todo porque son pocos los que realmente me aportan algo. Por eso me encanta conocer iniciativas como Refugeat, un proyecto que se convertirá en un libro de historias y recetas aprendidas en un campo de refugiados de Grecia con fines solidarios.
Manasés Perales, Miguel Ángel Salcedo y Laura Alfaya son tres amigos publicistas que, tras coincidir en la misma empresa, decidieron viajar al campo de refugiados de Ritsona, en Grecia, para tratar de ayudar directamente en primera persona. Allí se encontraron con gentes llenas de generosidad que tratan de poner buena cara a la situación dramática que viven, manteniendo viva su cultura a través de la cocina.
Sabores e historias: el lado más amable de pueblos obligados a huir, sin renunciar a su identidad cultural
Los autores de Refugeat se sorprendieron al encontrarse de frente con la difícil situación que viven los miles de refugiados en la actualidad. Gentes de todo tipo, de lugares diferentes y culturas distintas, obligados a huir de su tierra y hogar sin destino y con un futuro incierto.
Pero detrás de la tragedia también hay un lado amable, una cara más cotidiana y humana llena de generosidad y espíritu optimista. Son gentes que han tenido que abandonar prácticamente todo, pero que no están dispuestos a renunciar a sus propias tradiciones y a su identidad cultural. Por eso la cocina juega un papel tan importante en el día a día de los campos de refugiados.
Cualquiera que haya tenido que emigrar o trasladarse a otro país para estudiar o trabajar se podrá identificar con esa necesidad de recuperar las raíces a través de aromas y sabores. La cocina nos mantiene unidos a nuestras tradiciones y a nuestro pasado. Ingredientes, recetas y costumbres que reconfortan y nos unen a nuestra tierra, a la familia y a los recuerdos.
Es lo que comprobaron al poco tiempo de llegar a Ritsona y entrar en contacto con sus gentes, personas dispuestas a abrir las puertas de su improvisado hogar para compartir sus platos y relatar su historia. Porque detrás de cada receta siempre hay algo que contar, un origen, un pasado y una cultura única que merece mantenerse viva.
Los tres compañeros tuvieron la idea de recoger todas esas historias y platos y unirlos en un libro que va mucho más allá de ser solo un recopilatorio de recetas. Así nació el proyecto de Refugeat, un libro autofinanciado mediante el micromecenazgo y que ya ha cumplido los objetivos mínimos de presupuesto para convertirse en una realidad.
La iniciativa ha tenido muy buena acogida, sobre todo a raíz de la presentación que tuvo lugar hace unos días en las instalaciones de Acyre, la Asociación de reposteros y cocineros de Madrid. Para animar a los nuevos mecenas, se hizo una presentación en vivo de varias de las recetas de la mano de los chefs Bárbara Buenache y Sergio y Roberto de Latasia.
Tzatziki, hummus y fatayer fueron un adelanto de las recetas que se van a incluir en el libro, todas con una historia detrás que contar. Porque cada plato va unido a nombres, rostros, memorias y las experiencias reales de todas las personas que mantienen viva su cultura.
El objetivo mínimo de recaudación para los costes editoriales ya se ha cumplido, pero todavía se puede apoyar el proyecto mediante el micromecenazgo. Lo recaudado a partir de ahora tendrá fines benéficos, destinándose todos los beneficios a colaborar con ONGs que reparten alimentos en los campos de refugiados, donde es muy difícil acceder a productos frescos básicos.
Ahora que parece que están de moda las cocinas de Oriente Medio y Próximo, Refugeat es una buena oportunidad de conocer de verdad cómo son esas gastronomías, y sobre todo ponerlas en un contexto real. Cada vez tengo más claro que un buen libro de cocina es más enriquecedor si va mucho más allá de reproducir recetas que parecen sin alma.
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