Esta cultura nos enseña a maximizar los espacios disponibles en casa, tanto en las habitaciones como en la cocina
En muchas casas, los tuppers se amontonan rápidamente, ocupando más espacio del necesario en los armarios de la cocina. Este desorden puede generar frustración, pero la técnica japonesa de organización ofrece una solución práctica y efectiva.
Este enfoque japonés se basa en el aprovechamiento del espacio vertical siempre que se pueda, maximizando la capacidad de los armarios. En lugar de apilar los tuppers de manera horizontal, lo que a menudo termina en caos y en desmorones generalizados, la clave es, de entrada, guardarlos de forma vertical, lo que permite tener más orden y visibilidad en los armarios.
Con esta técnica, se maximiza el uso del espacio, liberando áreas en los armarios que antes estaban ocupadas por tuppers mal organizados o incluso por nada: todo el aire que queda encima y que tiene muchísimo potencial para ser lugar de organización y orden. Esto permite no solo almacenar más objetos, sino también acceder a ellos con mayor facilidad, algo clave en cocinas pequeñas.
Apilar en envases transparentes
Esta visión japonesa pasa, en concreto, por recomendar el uso de cajas y envases que además sean transparentes y nos permitan ver qué hay dentro de estos para organizarlos (y sobre todo, acceder a ellos) de una forma más eficiente. Es una forma muy útil de poner unos envases sobre otros y ganar el máximo espacio, apilándolos.
Esto permite ver de una sola ojeada qué hay en su interior, pese a la verticalidad de las pilas, manteniendo un orden visual muy beneficioso para el orden general. El orden visual es un pilar base de la cultura japonesa, que se beneficia de esta verticalidad en todo momento.
Ahora bien, la cultura japonesa recomienda, aparte de aprovechar la verticalidad de algunos muebles, usar armarios altos para cosas que no se usen habitualmente, como los platos, vasos, tazas y demás, colócalos al alcance sin necesidad de recurrir a una banqueta para cogerlos.
Además de los tuppers, esta estrategia también se puede aplicar a otros utensilios de cocina como sartenes o cacerolas. Organizar de forma vertical permite mantener un mejor control sobre los recipientes y aprovechar cada centímetro disponible.
Implementar la organización vertical no solo ahorra espacio, sino también tiempo, ya que todo estará al alcance sin necesidad de rebuscar en el fondo de los armarios. Así, la cocina se convierte en un espacio más funcional y ordenado.
Foto | Freepik y Joana Costa
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