Con el paso del tiempo se constata la necesidad de hacer cierto mantenimiento en todos los rincones del hogar, y en concreto de la cocina: sartenes que se desgastan y ya no responden a los trucos de limpieza, rendijas de ventilación que amarillean y se cuartean y electrodomésticos que se estropean o rinden peor y mucho menos.
En el caso de las neveras, estas deben cerrar herméticamente y no siempre lo hacen, y esto repercute directamente en el funcionamiento de todo el frigorífico, en la factura de la luz y hasta compromete los alimentos que se encuentran dentro.
Según los fabricantes de Liebherr, por ejemplo, las gomas evitan que el aire frío se escape del frigorífico o del congelador ya que, si la goma está defectuosa, la "factura de electricidad aumentará rápidamente” y, en el peor de los casos, hasta la comida podría echarse a perder.
Por ello es importante asegurarse de que efectivamente la goma de las juntas se encuentra en buen estado y que no es el origen del problema en el funcionamiento del aparato.
Envejecen con la edad
Según explican, las gomas pueden volverse porosas con la edad. “La razón de esto es que el plastifico se evapora con el tiempo y las juntas se vuelven duras”, añaden, y aparte la acción mecánica de abrir y cerrar el frigorífico también puede romper las gomas.
Por ejemplo, los productos de limpieza agresivos pueden atacar las gomas o los objetos afilados pueden causar grietas en ellas durante la limpieza, así que siempre hay que manejarlas con cuidado.
Además, también existen “razones estéticas para reemplazar estas gomas”. Por ejemplo, el caucho puede decolorarse debido a la luz UV, los agentes de limpieza o ciertas condiciones climáticas y volverse de color amarillento, lo que hace aconsejable reemplazarlas para devolverles un aspecto inmaculado.
La buena noticia es que se trata de algo muy sencillo y barato de hacer y que puede ahorrarnos una serie de grandes problemas con este electrodoméstico insignia de la cocina.
La comprobación
Para comprobar que la goma se encuentra en buena forma, simplemente necesitas un folio de papel. Hay que colocarlo entre la puerta y el frigorífico y cerrar, y todo saldrá a la luz.
Si el papel se cao o la puerta se abre fácilmente y el papel se ha mojado, es una señal de que es necesario reemplazar la goma. Ha llegado entonces el momento de comprar una goma de recambio y ponerse manos a la obra con este fácil remedio para seguir haciendo de tu cámara frigorífica un acorazado.
También son llamadas a la acción si el congelador congela cada vez más; si se oye un silbido cuando se cierra la puerta de este; si se descongela el agua en los estantes, y si hay condensación en los laterales interiores del frigorífico.
Según explican desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), a la hora de adquirir una nueva goma hay que consultar el modelo de nevera y mirar si el fabricante mismo comercializa repuestos para este frigorífico concreto. No obstante, hay gomas universales que suelen funcionar en la mayoría de los modelos
Cómo está adherida
Hay que fijarse primero en la adhesión de la goma, algunos frigoríficos tienen la junta pegada, otros fijan la goma con tornillos y, en otros casos, se quita fácilmente tirando de ella, avisa la OCU, así que siempre hay que consultar el manual de instrucciones para saber cómo está instalada la goma de cada frigorífico (suele estar disponible en línea).
La organización recomienda empezar por desatornillar las bisagras de la puerta del frigorífico, lo que permitirá mayor comodidad y cambiar la junta con mayor facilidad. “Coloca la puerta sobre una superficie plana para poder trabajar sobre la parte frontal”, añade.
Hay que proceder a quitar entonces la goma vieja. La OCU resume que en general está podrá estar colocada según tres opciones: la primera, si la goma está montada en el riel, solo hay que tirar de ella; en en segundo caso, si la goma está solapada, habrá que usar un destornillador plano para sacarla y luego tirar de ella.
Por último, si la junta está sujeta con tornillos, habrá que desatornillarlos y tener cuidado de no perderlos. Estos tornillos se volverán a atornillar a la nueva junta una vez reemplazada la goma.
Una vez extraída, hay que aprovechar para limpiar muy bien la zona en la que se encajará la nueva goma. “Conviene mojar la nueva goma en agua caliente antes de instalarla para que sea más flexible”, agrega.
Si la junta está fijada con tornillos, a partir de una esquina, a la derecha o izquierda, hay que colocar y atornillar cada esquina. Si la junta no está atornillada, hay que deslizar y encajar cada extremo.
Después, hay que colocarla en su sitio haciendo un poco de presión también con los dedos antes de recolocar la puerta y las bisagras. Para comprobar que todo está correcto, hay que dejar la puerta cerrada durante al menos una hora y comprobar que la junta está fijada correctamente en cada esquina. Es recomendable apretar los tornillos en caso de que el resultado no sea el adecuado.
Mantenimiento correcto
Para no tener que realizar este recambio tan a menudo, se aconseja limpiar la goma solamente con agua. “Se pueden añadir polvos lavavajillas a la solución”, dicen desde Liebherr.
Alternativamente, los jabones neutros diluidos con agua también pueden usarse para la limpieza. Asimismo, nunca hay que usar soluciones que contengan alcohol o soluciones ácidas a base de agua (como el vinagre).
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Lo mismo se aplica a los desengrasantes fuertes que se utilizan a menudo como limpiadores de cocina, ya que estos atacan las gomas y pueden tener un impacto adverso en el rendimiento del frigorífico.
Fotos | Joana Costa
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