Esta se posa en todas las superficies y es importante retirarla a menudo
La limpieza de la cocina suele centrarse, erróneamente, en los electrodomésticos y superficie de la encimera, pero la grasa que se genera a la hora de cocinar va mucho más allá y es preciso eliminarla manualmente, sobre todo, para evitar malos olores en la estancia.
Los armarios de la cocina y sus tiradores son amplias superficies en las que estos vapores se posan y solidifican y, si no se limpian de forma habitual, pasan a ser fuentes de desagradables y agrios olores que nadie desea tener en sus casas.
Peor aún es el caso de la grasa que ha conseguido adentrarse en el interior de los armarios y que se ha pegado en todos los rincones de cada cubículo, obligándonos a limpiar los enseres y utensilios del interior para prevenir la aparición de indeseadas plagas.
Por fortuna, esta limpieza no debe ser diaria, ni siquiera mensual, pero sí que es importante mantenerla una vez cada dos o tres meses a fondo para que la zona esté permanentemente saneada.
Base de operaciones
Lo primero para ponerse manos a la obra es limpiar una superficie, por ejemplo la encimera, para usarla como centro de operaciones. Acto seguido, hay que vaciar los armarios (al menos los más expuestos a los vapores de la cocina, como pueden ser los adyacentes a la zona de la placa), y dejar todos esos platos, vasos o utensilios apilados en la encimera.
Como es habitual en la cocina, la mejor solución siempre pasa por usar agua y jabón (por ejemplo de lavavajillas). Hay que frotar bien con un estropajo (con la parte de la esponja) para hacer salir toda la grasa y después aclarar todo este jabón con un paño húmedo y terminar dejando la zona bien seca.
Una vez se ha actuado en el interior de los armarios, es hora de dedicarse a las puertas de estos. En este caso, no solo habrá que hacer las puertas de los que quedan más cerca de la placa, sino que es importante limpiar todas las superficies que quedan al aire, ya que la grasa se habrá posado sobre todos ellos sin distinción (aunque en mayor y menor grado).
Como en el caso del interior de los armarios, el mejor método será emplear agua y jabón, dejando de lado la posibilidad de usar desengrasantes para evitar dañar la pintura o materiales de los que estén hechos.
Como en el interior de los armarios, es importante pasar un paño para aclarar el jabón y dejar los armarios bien secos, sin necesidad de añadir otros productos para agregar brillo o fragancias.
Finalmente, habrá que repasar con el mismo sistema los tiradores: una esponja con agua y jabón (con cuidado de no dañar las diferentes superficies), y aclarar posteriormente. En los tiradores de acero inoxidable se podrá emplear vinagre para conseguir sacar brillo de estos.
Foto | Liliana Drew/Pexels.
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