Como todo proceso culinario que se realiza en casa, debe contar con la máxima higiene desde los envases hasta la propia yogurtera
Hacer yogures en casa es una maravilla: sale mucho más económico para familias en las que se consume mucho este postre y, sobre todo, se pueden controlar mucho mejor los ingredientes que forman parte del producto final, huyendo de procesados y conservadores innecesarios.
Por ello, una yogurtera es una gran inversión para hacer yogur casero: su pequeño coste queda compensado con creces (siempre que se use de forma intensiva), y la materia prima para fabricar los yogures es de muy fácil acceso y de coste muy bajo.
No obstante, como todo proceso culinario que se realiza en casa, debe contar con la máxima higiene, de manera que no haya en la cadena ningún elemento de contaminación del yogur: desde los envases hasta la propia yogurtera.
Si bien es obvio que los envases deben estar limpísimos en cada uso y totalmente desinfectados, sin restos de comida que se hayan podido quedar pegados (por ejemplo pipas añadidas al yogur o trozos de avena), no es tan evidente que la yogurtera tenga que estar igual de limpia.
Y esto es muy importante, pues cuando el electrodoméstico no se lava correctamente puede ser un foco de mohos y bacterias que se transmitan al yogur sin que nos percatemos de ello si no nos fijamos demasiado. Un caso ejemplar es el de la bacteria de color rosado llamada Serratia marcescens.
Esta bacteria crece en las superficies húmedas y se alimenta de los residuos orgánicos que se acumulan en las superficies húmedas, como puede ser la yogurtera si no se lava después de cada uso correctamente, de modo que es necesario evitarla a toda costa.
Agua y jabón
Según los fabricantes y como es obvio, las yogurteras hay que lavarlas siempre desconectadas de la corriente. Primero, hay que lavar a fondo la cubierta, los recipientes y las tapas, es decir, todos los elementos, con una esponja (en su lado más suave) en agua tibia y jabón.
Después, hay que enjuagar cada uno de estos elementos y secarlos uno a uno con cuidado, garantizando que no queden mojados para evitar que desarrollen ningún moho en su interior, sobre todo en las zonas de peor acceso, como las roscas de las tapas.
Normalmente, los recipientes en los que se almacena el yogur son de cristal, de modo que es una gran idea lavarlos en el lavavajillas, que alcanza altas temperaturas, y donde este tipo de mohos quedan totalmente neutralizados, siempre que después se sequen bien cada uno de los botes.
En cuanto a la plataforma de la yogurtera (su cuerpo central), hay que limpiar el interior con un paño húmedo (sin sumergirlo jamás en agua), primero con agua templada y jabón, y después retirando los restos de esta solución y secando el conjunto.
Del mismo modo que con el resto de componentes de la yogurtera, también es imprescindible secar la base por y almacenarla completamente seca para evitar que proliferen estos mohos una vez guardada en los armarios de la cocina.
Foto | Freepik y Burst/Pexels.
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