Es sencillo deshacerse del desagradable pozo que se monta en el fregadero cuando se emboza
Hay problemas domésticos que parecen inofensivos hasta que se convierten en una pesadilla. Un desagüe atascado es uno de ellos. Todo empieza con un ligero gorgoteo, un drenaje más lento de lo normal y, de repente, el agua se queda estancada, convirtiendo el fregadero en un pequeño (y asqueroso) estanque.
Lo peor es que muchas soluciones comerciales están llenas de productos bastante agresivos que pueden dañar las tuberías con el tiempo y liberar vapores nada saludables en casa (aunque ciertamente se trata de productos de uso muy ocasional).
Afortunadamente, hay remedios caseros que pueden solucionar el problema sin recurrir a productos específicos. Entre ellos, uno destaca por su eficacia.
El secreto está en el bicarbonato de sodio, un producto multiusos que, combinado con agua hirviendo, actúa como un potente desatascador natural. Su capacidad para disolver residuos acumulados de grasa, jabón y restos orgánicos lo convierte en una alternativa eficaz y segura para el mantenimiento de las tuberías del hogar.
Este método no solo es económico, sino que también evita la necesidad de llamar a un fontanero o recurrir a productos comerciales que, en muchos casos, solo ofrecen una solución temporal.
Un método muy sencillo
Para aplicar este método, solo necesitas cinco cucharadas de bicarbonato de sodio y un litro de agua hirviendo. El proceso es muy intuitivo: vierte primero el bicarbonato en el desagüe, espolvoreándolo, y, a continuación, añade el agua caliente lentamente.
La reacción química que se genera con la mezcla de estos dos ingredientes ayuda a descomponer los residuos acumulados en las tuberías y a facilitar su eliminación.
Si el atasco es más persistente, puedes potenciar la mezcla añadiendo vinagre posteriormente, aparte (sin mezclarlo con el bicarbonato) en una segunda vuelta. Así, después de haber probado con el bicarbonato y aclarado la zona, añade media taza de vinagre y deja actuar este líquido durante unos 10-15 minutos antes de verter el agua hirviendo.
Esta reacción efervescente ayudará a terminar de despegar la suciedad incrustada en las paredes de las tuberías y poner fin al desagradable estanque en tu fregadero.
Otro truco útil es utilizar sal gruesa junto con el bicarbonato. La sal actúa como un agente abrasivo que ayuda a eliminar los restos adheridos al interior del desagüe. Mezclada con agua caliente, potencia el efecto limpiador y desinfectante del bicarbonato.
Más allá de los remedios caseros, la mejor estrategia para evitar atascos es la prevención. Evitar verter aceites y restos de comida por el fregadero es fundamental, ya que estos residuos se solidifican y obstruyen las tuberías con el tiempo.
Fotos | MART PRODUCTION y Annushka Ahuja
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