Con una subida de temperaturas generalizada, es imposible pasar las horas del día sin una constante hidratación, y tener agua a mano durante toda la jornada es un básico más que en ningún otro momento del año.
Además, apetece que el agua esté realmente fresquita, incluso con algún condimento, pero en hogares con muchos miembros resulta difícil que siempre haya agua fresquita en la nevera, ya que el alto ritmo de demanda suele provocar que se termine antes de que otras botellas se enfríen.
Para estas familias y también para quienes tragan este líquido como esponjas como si no hubiera mañana, es importante conocer unos trucos para almacenar el máximo de agua, y hacerlo además en condiciones de máxima higiene.
Atención a los plásticos
No todas las botellas son aptas para rellenarse y, de hecho, cuando uno se fija en la letra pequeña, suelen llevar la inscripción de no rellenar. Esto es así porque, pese a ser de materiales reciclados, son envases pensados para un solo uso.
Esto es así porque su desgaste con los rellenos puede deteriorar rápidamente el plástico del que están hechas, formando pequeñas grietas e irregularidades, especialmente cuando están sometidos a altas temperaturas.
Aparte, hay que verificar s plástico del que están hechas no está libre de BPA. Según explican los expertos, en botellas nuevas el riesgo de contaminación del agua no es significativo, pero el deterioro del plástico por su uso constante puede provocar daños en el material y que estos componentes acaben pasando al agua.
Asimismo, otra cuestión por la que no hay que rellenar botellas al tuntún es porque estas acumulan gérmenes que pueden promover la aparición de enfermedades, sobre todo cuando se bebe directamente de ellas con la boca.
Sea como sea, rellenar botellas de plástico no es una medida higiénica porque, según el Canadian Journal of Public Health, el 70% de las botellas de agua reutilizadas tienen niveles bacterianos superiores a los máximos establecidos para el agua potable de calidad.
Por ello, hacerse con numerosas botellas de agua mineral vacía y llenar la nevera de esta pseudofuente no es una opción muy recomendable y es mejor explorar otras opciones.
Sí al vidrio
Con una vida infinita, el cristal es una gran solución para rellenar el agua y guardarla en la nevera en serie para que todo el mundo tenga acceso a una hidratación fresquita.
En contra, estas botellas tienen su fragilidad y su peso: si se almacenan muchas en la nevera debe hacerse con cuidado, en estantes que soporten peso y donde se puedan guardar horizontamente bien selladas, si es el caso que sobrepasan la cantidad que cabe en la puerta.
Las botellas de agua de gas son una gran solución para tener cantidades ingentes de agua a granel. También las botellas que venden en tiendas de menaje del hogar como Ikea, Tiger y Zara Home.
No obstante, como en cualquier relleno de agua es muy importante mantener la higiene y ser muy constante en su limpieza para evitar que se conviertan en una fuente de mohos y bacterias para todos.
Ojo al aluminio
Cada vez es más habitual ver botellas de aluminio en oficinas y como cantimploras de ciudad, y eso se debe a los grandes beneficios de este material: es muy económico, ligero y 100% reciclable.
En el caso de usarlas en el hogar es importante saber que estas botellas acaban dando mal sabor al agua, una especie de sabor metálico, porque el aluminio termina reaccionando con este líquidos.
Aparte, estas botellas pueden tener una ligera transferencia de metal hacia el agua, aunque es un riesgo idéntico al de usar utensilios de cocina. Sin embargo, no serían una solución ideal para conservar el agua a largo plazo en la cocina.
Viva el acero inoxidable
Las botellas de acero inoxidable son una buena solución para el almacenaje de agua fría en la nevera, ya que no transmiten olores ni sabores, y aparte deser reciclables y ligeras, son resistentes y con una vida útil larga.
Asimismo, el acero inoxidable tiene la capacidad de mantener el agua fría durante más tiempo (hasta 24 horas) aún fuera de la nevera, así que es genial para cuando se descuida en la encimera.
Estas botellas están fabricadas sin BPA, son libres de tóxicos y existe una amplia gama de modelos ergonómicos, transportables y hasta con pajita para los más pequeños.
Grandes tamaños
Aparte del material, para guardar grandes cantidades de agua fresca en la nevera otra opción más allá de las botellas son los dispensadores, disponibles en tiendas en todo tipo de materiales y hasta con grifo para servirse directamente allí mismo.
Con una capacidad limitada de espacio en la nevera, lo más habitual son los dispensadores de plástico o de cristal de entre cinco y ocho litros, aunque realmente hay muchas opciones en el mercado.
A la inversa, también se venden grifos para acoplar a las garrafas comerciales de agua y así solo hay que poner las grandes garrafas de tres u ocho litros en la estantería que se desee para tener un dispensador nuevo cada vez.
Water Fresh Dispensador Frigo, 7.8 l, Plastico, Multicolor, Talla Unica
Otro truco, aunque realmente imposible de aplicar a posteriori, es tener en cuenta esta necesidad de agua fría cuando se compra la nevera y entonces elegir un modelo con dispensador incorporado.
Fotos | Laura Mitulla/Unsplash, Ksenia Chernaya/Pexels e Ikea.
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