Estos suelen ser uno de los espacios más descuidados por la creencia de que no se ensucian tan intensivamente, pero no se pueden olvidar
La cocina es una de las estancias de la casa que mayor mantenimiento necesita, pues su uso suele ser diario e intensivo y se manipulan en ella productos con gran poder de ensuciar.
En este mantenimiento es importante limpiar los utensilios y también los espacios, con especial dedicación al fregadero, los electrodomésticos y las superficies de trabajo, pero también, los armarios de la cocina en los que, inevitablemente, se acumulan grasas y restos de comida, sobre todo ingredientes crudos.
Los armarios de cocina suelen ser uno de los espacios más descuidados por la creencia de que no se ensucian tan intensivamente, y, en cierto modo es así si se compra, por ejemplo, con el fregadero. No obstante, esto no debe ser una excusa para olvidarlos por completo y no lavarlos jamás.
En estos armarios se acumulan los ingredientes y las sartenes, no siempre limpias al 100%, por lo que no actuar en este sentido puede atraer plagas y acumular gérmenes sin necesidad de ello.
Además, en las poblaciones húmedas cercanas al mar, como tantas hay en el litoral español, las plagas se generan con mayor frecuencia, como polillas, cucarachas y hasta roedores, amantes de esta atmósfera.
Frecuencia relativa
La frecuencia a la hora de limpiar estos armarios depende mucho del uso que se haga de la cocina: no es lo mismo una sala que se pasa el día llena de vapores, que una cocina más de exposición en la que sólo se cocina los domingos para el batch cooking.
Como en España las cocinas suelen acumular bastante trote, una buena medida consiste en limpiar estos armarios cada tres meses (si se usa muy intensivamente) o medio año si se le da un uso más moderado.
Manos a la obra
Para una limpieza profunda del espacio es importante, en primer lugar, vaciar los armarios por completo, de manera que se pueda acceder a toda su superficie y se verifique el estado de todos los productos.
Este paso puede ser aprovechado para comprobar fechas de caducidad, descartar productos abiertos o remojados y renovar el stock de arroces, legumbres e infusiones guardadas en culos durante semanas.
Si los armarios tienen baldas o cajones extraíbles, es recomendable sacarlos y darles la vuelta, para asegurar que todo lo que contienen cae.
En cualquier caso, el paso más importante es, primero, pasar un paño húmedo que atrape el polvo y posibles restos de comida, incidiendo en los rincones.
Una vez eliminados los restos, hay que lavar con un paño con agua y jabón, y aclarar. Una opción todavía mejor es hacer un preparado de agua y vinagre de limpieza (o bicarbonato) y lavar el armario con ella, para que funcione de bactericida y abrillantador natural.
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Finalmente, hay que secar bien la zona con papel de cocina o un paño seco, dejándola lista para volver a colocar los productos bien ordenados. Es importante asegurarse de que esta está bien seca para evitar que se formen mohos y se mojen los envases de papel o cartón que pueda haber.
Foto | prostooleh/Freepik
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