Cómo dejar la bandeja del horno reluciente y sin frotar

Las bandejas del horno hablan por sí solas: la acumulación de suciedad en forma de restos de comida toma estos espacios de una forma increíblemente fuerte y parece no estar dispuesta a marcharse de ningún modo.

Aunque frotar es una opción: rascando se puede conseguir eliminar estos restos, a riesgo de estropear también la bandeja, hay otras formas más fáciles de eliminar el queso quemado y el azúcar caramelizado de encima de las bandejas.

Y más ahora en fechas navideñas, en las que el horno va como un tiro con platos principales, repostería y toda suerte de alimentos con jugos.

Una de las fórmulas que más fácilmente permite decir adiós a estos restos es la de usar una pastilla de lavavajillas y tirar de su poder limpiador.

Poniéndose guantes previamente, basta con colocarla en el centro de la bandeja y rociar esta pastilla con agua caliente (para obtenerla rápidamente, esta se puede haber hervido en una olla o calentado en la hervidora de agua, por ejemplo).

Con el efecto del agua caliente, esta pastilla empezará a derretirse (aunque soportará la embestida del agua caliente). Entonces, hay que rociar la mezcla con vinagre de limpieza, aportando todavía más poder desincrustante a la mezcla.

Entonces, hay que coger una esponja suave y repasar las zonas con mayor suciedad. A poder ser, hay que hacerlo en forma de círculos e insistiendo en los lugares con más incrustaciones.

Después, hay que aclarar el agua resultante, y limpiar la bandeja con agua y jabón como se haría habitualmente. Además, hay que secarla con un paño seco.

Enseguida se comprobará que el resultado es óptimo: el brillo de la bandeja vuelve a ser el original y no hay restos de comida por ningún lugar.

Foto | zinkevych/Freepik

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