Esta es la bayeta que hará brillar los cristales de tu cocina de forma increíble

Limpiar las ventanas suele ser una de esas tareas que dejamos para cuando tengamos tiempo, sobre todo las de la cocina que acumulan tanta y tanta grasa. Sin embargo, la diferencia entre un cristal reluciente y uno lleno de marcas puede depender de algo tan simple como la elección de la bayeta adecuada.

Contrario a lo que podrías pensar, no todas las bayetas son iguales. Algunas dejan pelusas, otras no absorben bien el agua, y las peores de todas parecen multiplicar las manchas en lugar de eliminarlas. Por eso, elegir una bayeta específica para cristales puede ser el primer paso hacia unas ventanas impecables.

La microfibra es el material estrella en este terreno. Su capacidad para atrapar partículas de suciedad sin rayar el cristal (ni ensuciarlo) la convierte en la opción más recomendada.

Además, muchas bayetas de microfibra no requieren el uso de productos químicos ni específicos, lo que las hace ideales para quienes buscan una limpieza más sostenible y simplificada.

Otro detalle crucial es el tamaño y la textura. Una buena bayeta para cristales debe ser lo suficientemente grande para cubrir áreas amplias, pero también manejable para limpiar esquinas y bordes. Las versiones con doble cara, una para limpiar y otra para secar, son especialmente útiles para reducir el tiempo de trabajo.

¿Y qué pasa con las bayetas tradicionales de algodón? Aunque pueden ser útiles para otras superficies, no son la mejor opción para cristales, ya que suelen dejar fibras y marcas. Si aún las tienes en casa, dales un nuevo uso para limpiar muebles o superficies menos exigentes.

Un truco poco conocido es humedecer ligeramente la bayeta antes de empezar a limpiar. Esto permite que las fibras se adhieran mejor a la suciedad y evita que las marcas de agua se sequen en el cristal. También es importante lavarlas adecuadamente después de cada uso para prolongar su vida útil.

En realidad, invertir en una bayeta de calidad puede parecer un detalle menor, pero los resultados hablan por sí solos. Ventanas más limpias significan más luz natural en casa y, seamos sinceros, un pequeño orgullo cada vez que las miras.

Foto | Polina Tankilevitch

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