Esta es la mejor manera de eliminar las manchas de lejía de tus manteles y servilletas (y con ingredientes de tu cocina)

Estas suelen ser de difícil retirada y muchos textiles terminan en la basura al renunciarse a su eliminación

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Eliminar las manchas de lejía de servilletas o manteles puede parecer una misión imposible. Esas manchas cuestan horrores de eliminar. Cualquiera que haya tenido la desgracia de verter accidentalmente lejía sobre un mantel de lino o unas servilletas de tela sabe que el resultado habrá visto un descoloramiento instantáneo y, en la mayoría de los casos, permanente.

En realidad, la lejía no mancha en el sentido tradicional de la palabra, sino que elimina el color del tejido, dejando una huella inconfundible. Pero antes de resignarse a esconder ese mantel dañado en el fondo de un cajón, conviene conocer algunos trucos para intentar recuperar su aspecto original.

La lejía, compuesta principalmente por hipoclorito de sodio, es un potente agente oxidante utilizado para desinfectar y blanquear tejidos. Sin embargo, cuando entra en contacto con materiales coloreados, puede destruir sus pigmentos, generando manchas de tono amarillento, anaranjado o incluso blanco deslucido.

El problema es que esta reacción química es, en principio, irreversible. Por ello, la mejor estrategia es actuar con rapidez antes de que el daño se fije de manera definitiva. Para intentar revertirlo, el primer paso al detectar una mancha de lejía es neutralizar su acción con productos que contrarresten su efecto.

Aunque no es posible restaurar el color original del tejido, ciertos remedios caseros pueden atenuar la diferencia de tonalidad y hacer que la marca sea menos evidente. Desde el vinagre blanco hasta el bicarbonato de sodio, existen opciones que pueden ayudar a salvar servilletas y manteles afectados.

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La eficacia del vinagre

Si la mancha de lejía es reciente, un remedio eficaz es aplicar vinagre blanco sobre el área afectada. El vinagre ayuda a detener la reacción química del hipoclorito y, en algunos casos, puede suavizar la decoloración. Para ello, se debe mezclar una parte de vinagre con una parte de agua y aplicar la solución sobre la mancha con un algodón o un paño limpio. Luego, se debe enjuagar bien con agua fría y dejar secar al aire.

Otra opción consiste en el uso de bicarbonato de sodio. Este ingrediente puede ayudar a reducir la intensidad de la mancha al actuar como un agente limpiador suave. Para aplicarlo, se debe mezclar bicarbonato con un poco de agua hasta formar una pasta y extenderla sobre la zona afectada. Después de dejarla actuar durante unos 30 minutos, se enjuaga con agua fría y se deja secar.

Opción más drástica

En los casos en que la mancha persista o sea muy evidente, una solución drástica puede ser el tinte textil. Existen tintes especiales para ropa y tejidos que permiten recolorear la prenda en su totalidad o, si se desea, aplicar un tinte similar al color original sobre la zona afectada. Aunque esta solución no siempre garantiza un resultado perfecto, puede ser una alternativa para recuperar servilletas y manteles que de otro modo quedarían inutilizados.

Evidentemente, para prevenir este problema en el futuro, es recomendable manipular la lejía con cuidado y asegurarse de que esté bien cerrada cuando no se esté utilizando. Aunque eliminar por completo una mancha de lejía es complicado, estos trucos pueden marcar la diferencia y dar una segunda oportunidad a esos textiles que parecían perdidos. Con rapidez y los productos adecuados, es posible minimizar los daños y prolongar la vida útil de manteles y servilletas favoritos.

Foto | Katrina Justovica

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