El exitoso (e imbatible) producto tiene unas raíces muy locales y su nacimiento se debe a razones que nada tienen que ver con el uso actual
Es difícil dar con alguien hoy que no haya oído hablar del KH-7. El popular producto de limpieza, presente en casi todos los hogares españoles, tiene un origen sorprendente que muchos desconocen.
Su inventor catalán, Jaume Lloreda, desarrolló el limpiador en la década de 1980, pero no con el objetivo de limpiar cocinas o baños, como es conocido hoy.
Según ha explicado a la Cadena SER, originalmente, KH-7 fue creado para eliminar la suciedad de las jooyas de la empresa de este industrial, un inicio que dice mucho de su poderío.
Otra de las grandes curiosidades que envuelve a esta marca es su naming. El nombre del producto también tiene una explicación ingeniosa y que no tiene nada que ver con una concepción comercial.
Una fórmula comercial
El "KH" hace referencia a la fórmula bajo la cual se preparó este producto para eliminar la grasa de las joyas y pulirlas. Al detergente se le llamó primero K, y al disolvente H, algo que era para ahorrarse escribir los nombres completos de los productos.
Aunque comenzó como un fino desengrasante joyero, su eficacia pronto lo llevó a los hogares, donde se convirtió en un aliado indispensable para eliminar la grasa en superficies domésticas.
Hoy, KH-7 es sinónimo de limpieza profunda, especialmente en cocinas (espacios de alta concentración de grasa), donde su fórmula sigue siendo tan efectiva como lo fue en sus orígenes industriales.
Con esta curiosa evolución, el producto ha demostrado cómo una idea industrial puede adaptarse a las necesidades del día a día en el hogar y servir, incluso, para todo aquello que no estaba previsto cuando nació.
Foto | Liliana Drew
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