Los malos olores en la cocina son habituales, dado que, evidentemente, se trata de una estancia con alta intensidad de uso con una materia prima que, por su naturaleza, desprende olores de todo tipo.
Pero más allá de la cocción y procesado diverso de los alimentos, lo que más huele en una cocina (si se sabe ventilar bien y se cuenta con un buen sistema de extracción) son los deshechos orgánicos que se generan al preparar la comida.
Esto es: la basura y todo el reciclaje desprenden de forma persistente olores desagradables y mantienen en la estancia un aroma absolutamente desagradable primo hermano del que tienen los camiones de la basura.
Además de ser un problema para la comodidad en el hogar, puesto que los olores se dispersan por toda la casa con facilidad si no se anda cerrando puertas a modo de compartimentos estancos, los olores son una fuente de atracción de plagas.
Esto es así especialmente con el calor y las altas temperaturas: los desechos se convierten en el caldo de cultivo ideal para atraer a cucarachas, hormigas e incluso ratones y gusanos blancos, una serie de desagradables visitantes que hay que evitar a toda costa.
Por ejemplo, las bandejas de carne y de pescado que se descartan para reciclar, o los yogures finiquitados aparte esperando ser lanzados a la bolsa amarilla desprenden olores con persistencia, así que se aconseja ponerlos en un lugar exterior (un balcón si lo hay en la cocina) o, también, sacarlos cada día.
Olor desde el primer minuto
No obstante, aunque se siga el higiénico hábito de tirar toda la basura cada día, la comida orgánica se alimenta de oxígeno para seguir su proceso natural de putrefacción desde el primer momento y enrarece el ambiente de forma constante.
Para ello, una grandísima solución es dotarse de un triturador de residuos orgánicos para hogares, comercializados en las grandes superficies y en línea.
Lo habitual es colocar estas máquinas debajo del fregadero. Se trata de un electrodoméstico de pequeño tamaño que permite eliminar de forma muy fácil todos estos deshechos orgánicos que son la fuente principal de los malos olores, infecciones, gérmenes y bacterias.
Estas máquinas, que no son económicas pero hacen una gran función, permiten transformar los restos de comida, como cáscaras de frutas y vegetales, huesos de pollo, cáscaras de huevo y espinas de pescado en pequeñas partículas.
Esta trituración evitará almacenar los residuos en una bolsa y los malos olores desaparecen al momento gracias a este proceso muy similar al licuado. Todo gracias a un pequeño electrodoméstico que se coloca bajo el fregadero.
Impactante funcionamiento
Su funcionamiento es muy fácil para el usuario, aunque algo impactante: solamente tiene que dejar correr el agua fría, depositar la comida en el desagüe (sí, meter huesos de pollo en este y pieles de fruta enteras) y enceder el centrifugador.
Aunque parezca un suicidio para las cañerías del fregadero, nada más lejos de la realidad: este empezará a tragarlos para hacerlos desaparecer como por arte de magia.
Según cada fabricante, entre 20 y 30 segundos los residuos se habrán volatilizado y los deshechos de la comida recién preparada pasarán a ser historia integrándose en el agua evacuada por el desagüe general.
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Una de las marcas de referencia en este ámbito es Insinkerator, con diversos modelos según cada tipo de uso que se le quiera dar (más doméstico o profesional).
Fotos | Shvets/Pexels, Julia M Cameron/Pexels y Insinkerator.
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