Desde hace unos cuantos años, sobre todo para combatir la proliferación de plásticos de un solo uso o evitar plásticos reciclables, se han ido colando en nuestra vida las clásicas botellas de agua reutilizables.
Realmente no distan demasiado de lo que suponía el formato termo, algo con lo que estábamos familiarizados, aunque en este caso las botellas de agua reutilizable no suelen tener la misma capacidad aislante, pero los principios son muy parecidos.
También, como es lógico, las complicaciones de su mantenimiento aumentan, haciendo que esta alternativa para llevar el agua o la bebida que queramos a cualquier parte sea más fácil que nunca. Elaboradas en acero inoxidable, vidrio o distintos tipos de plásticos como los policarbonatos, estas botellas de agua reutilizables pueden además tener una cierta protección, generalmente de gomaespuma.
A prueba casi de bombas, estas soluciones no sólo sirven para ser mas ecológicos, sino también para almacenar muchos menos plásticos en casa, pero también tienen un problema: no son fáciles de limpiar.
Debido a su forma, intentar limpiar de manera convencional una botella de agua reutilizable es una quimera. Por eso, es habitual que acaben oliendo a humedad, a esa sensación de concentración y de agua enranciada, que generan un mal olor que, si no se erradica, acaba también generando mal sabor.
Más aún si, además de agua, también utilizamos este tipo de botellas de agua reutilizable para incluir otras bebidas como tés, cafés, zumos, smoothies o refrescos, que pueden dejar muchos más residuos y, sobre todo, olores más intensos.
Por este motivo, hay una fórmula casi magistral que habría firmado cualquier abuela para limpiar y dejar como nueva cualquier botella de agua reutilizable y librarse del mal olor. Para ello bastará con el remedio ancestral de echar un buen chorro de vinagre blanco, cerrando la botella, meneándola ligeramente y dejando que repose un buen rato.
No obstante, hemos de tener claro que el vinagre no es un desinfectante universal. Elimina ciertas bacterias y, generalmente, tiene un efecto más bacteriostático –impide que crezcan las bacterias– que bactericida –no las mata– y su efectividad contra virus y esporas es limitada.
Por eso, lo mejor es utilizar productos desinfectantes como el alcohol de 70% –el clásico alcohol de farmacia–, enjuagando bien la botella, dejando actuar varios minutos y luego enjuagando a conciencia.
Pasados unos minutos sólo tendremos que añadir agua caliente a la botella para eliminar cualquier resto y enjuagarla a conciencia —ya con agua fría— para acabar con cualquier impureza. Eso sí, es fundamental que cuando la dejemos secar —al aire— esté boca abajo y destapada porque así permitiremos que toda la humedad acabe desapareciendo.
Fe de erratas: en una versión anterior del artículo se mencionaba la eficacia de mezclar bicarbonato y vinagre blanco. Esta fórmula no ejerce ningún efecto desinfectante.
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