Los productos de limpieza son excelentes aliados para mantener al día la higiene del hogar, sin ellos, todo sería mucho más costoso de conseguir y, en muchas ocasiones, no se alcanzaría ni un ápice de sus resultados.
Pero también es sabido que estos mismos productos, al contener sustancias químicas muy potentes, deben manejarse con muchísimo cuidado (hasta con guantes en algunos casos concretos).
Por ello, es especialmente importante tener bien claro qué productos no se pueden mezclar y qué consecuencias se derivan de estos mixes, y así evitar incidentes caseros, vapores tóxicos y hasta quemaduras mientras los manipulamos.
Aparte de estos daños personales, las mezclas libres también pueden ocasionar desastres en las superficies de la cocina y los electrodomésticos sobre los que se apliquen y prendas como paños y manteles.
Los fabricantes lo tienen muy claro, pero la dificultad aquí es saber qué contiene cada uno de los productos que usamos a diario para lavar las diferentes superficies de la cocina.
Al fin y al cabo todos recordamos el ejemplificador caso de la socorrista que hizo desalojar un inmueble en San Sebastián tras mezclar varios productos y dar lugar a un líquido amarillo y afirmó el célebre: "La he liado parda".
Así, para evitar situaciones indeseadas, basta con consultar la etiqueta y, de forma genérica, si no se está seguro del resultado, no hacer la mezcla. Ahora bien, existen una serie de líneas rojas que no hay que cruzar bajo ningún concepto aportadas por expertos como los de la empresa Clim Profesional.
Lejía con productos con amoníaco
Esta es una de las grandes mezclas prohibidas a tener muy presente, ya que da lugar a vapores muy tóxicos que dañan las vías respiratorias, aparte de ser una sustancia “altamente explosiva” y que puede dar lugar a fuegos espontáneos.
Lejía con alcohol en gel
Cuidado con mezclar estos dos productos para conseguir una mayor desinfección, puesto que los vapores que genera esta mezcla son dañinos para el sistema nervioso, hígado, ojos y piel.
Lejía y vinagre
Este desinfectante y desincrustante son dos atractivos productos que funcionan muy bien por separado y puede parecer que también actúan bien en grupo. Al contrario: su asociación da lugar a gases muy tóxicos que pueden causar daños en los ojos y pulmones.
Vinagre y agua oxigenada
El vinagre y el agua oxigenada mezclados pueden dar lugar a irritaciones de garganta, ojos, nariz y pulmones por los ácidos que produce.
Vídeo divulgativo
Para resumir estas grandes líneas, una famosa tiktokers de orden y limpieza, @la_ordenatriz, acaba de compartir un vídeo muy didáctico al respecto que ya supera el medio millón de reproducciones.
En este repasa el total veto a la mezcla de lejía y amoniaco, ya que es la causa más frecuente de intoxicación. Sobre la lejía, avisa también que solamente se puede diluir en agua fría, y que nunca hay que calentarla porque entonces produce vapores tóxicos.
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♬ A Time of Smile - Made Ariya
En cuanto al amoniaco, solo puede entrar en contacto con agua o jabón neutro, y esta es la razón por la que en muchos lineales hay amoniaco con detergente.
En el caso del aguafuerte o el salfumán, no se pueden mezclar con nada, como los desatascadores de tuberías. La tiktoker también remarca que no hay que mezclar vinagre y agua oxigenada porque da lugar a ácidos.
Sobre la mezcla entre bicarbonato y vinagre, que los fabricantes desaconsejan hacer en sitios cerrados por su capacidad explosiva al producir CO2, ella defiende que es una mezcla válida por su poder desincrustante (realmente su uso es muy extendido), pero subraya igualmente que jamás hay que envasarlo.
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En cualquier caso, siempre es mejor no hacer experimentos en casa y, antes de realizar cualquier mezcla dudosa, adquirir productos preparados en el supermercado para cada una de las superficies sobre las que se quiere actuar.
Fotos | Anna Shvets/Pexels y Ellie Burgin/Pexels.
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