El lavavajillas no se considera un electrodoméstico básico, pero es cierto que, una vez te acostumbras a usarlo, cuesta imaginarse la rutina hogareña sin él. Dicho esto, hay que saber usarlo bien.
Quienes tengan la costumbre de enjuagar la vajilla antes de meterla en el lavavajillas deberían olvidarse de este hábito, pues además de un gasto extra puede entorpecer el funcionamiento del aparato.
Se dice que llenar el electrodoméstico, [colocando la vajilla y cubertería en en el lavavajillas] de la mejor manera posible(https://www.directoalpaladar.com/otros/has-estado-llenando-mal-el-lavavajillas-expertos-nos-ensenan-el-mejor-metodo), es todo un arte y casi un juego de habilidad, que no se da igual de bien a todo el mundo. Pero más allá de cómo disponer cada elemento para aprovechar el máximo del espacio y los programas de limpieza, algo tan simple como evitar los aclarados puede marcar la diferencia en el resultado.
Enjuagar la suciedad es un error
Salvo que tu aparato sea viejísimo, ese gesto casi automático de pasar los platos sucios por el grifo es un gasto absurdo de agua, tiempo y energía que no solo no sirve de nada, incluso podría afectar al funcionamiento del aparato o a la eficiencia del detergente.
Solo hay que repasar las instrucciones del electrodoméstico -porque todos leemos los manuales antes de usar cualquier aparato, ¿verdad?- para comprobar que, efectivamente, se aconseja algo así como "Retirar los restos de alimentos más gruesos. Para ahorrar recursos, no lavar la vajilla debajo del grifo con agua corriente".
Es decir, usar agua del grifo para enjuagar y poner después el lavavajillas elimina una de las ventajas de este electrodoméstico, el ahorro considerable de agua. Si además se activa el calentador, gastamos energía de gas o electricidad, otro derroche más totalmente prescindible. Pero no solo es un coste adicional que nos aleja de tener un hogar más sostenible.
La gran mayoría de modelos nuevos cuentan con sensores que miden el grado de suciedad o de turbiedad del agua al comenzar el ciclo de lavado. Si enjuagamos los platos, el aparato puede creer que están prácticamente limpios, y en consecuencia gastará menos recursos limpiando en menor profundidad.
También las principales marcas de detergente de lavavajillas desaconsejan aclararar antes la vajilla. Además de ser un desperdicio de recursos, las micropartículas y otros elementos actuales como ciertas encimas limpiadoras están diseñadas para dirigirse a los pequeños restos de suciedad, y así liberar su poder de limpieza.
Lo que sí se debe hacer
Fabricantes de ambos productos, aparatos y detergentes, sí indican retirar manualmente los restos sólidos más grandes de alimento, ya sea con los cubiertos, servilletas o usando papel de cocina desechable. Para una alternativa más sostenible, podemos tener un cepillo reutilizable lavable en la cocina destinado a este uso.
Esto evitará que los filtros del lavavajillas se obturen antes de tiempo, aunque siempre hay que llevar un mantenimiento adecuado limpiándolos según se necesite. De nuevo, hay que revisar las indicaciones del fabricante en el manual de instrucciones, o consultar la página web o el servicio de asistencia si lo hemos perdido.
Eliminando así los restos más voluminosos de alimentos se reduce también la acumulación de malos olores, pero si en nuestra casa no solemos llenar el aparato a diario, podemos usar el programa de prelavado o usar un detergente especial antiolor o producto limpiamáquinas.
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