El sencillo truco para limpiar la vitrocerámica y dejarla ultrabrillante

Esta es una de las zonas más sufridas de la cocina y cualquier ayuda es poca a la hora de mantenerla impoluta

La limpieza de la vitrocerámica es un reto diario, pues numerosas son las acciones que cada día la dejan hecha trizas y que nos obligan a estar encima rascando y puliendo para que esta especie de espejo de la cocina se vea siempre en su mejor forma.

Su brillo es realmente un chivato del estado de higiene del conjunto y cualquier borrón en esta placa nos está incriminando directamente sobre el grado de suciedad del hogar.

Existen numerosos productos en el mercado para limpiar este espacio de forma específica. La piedra blanca es el rey de todos ellos, puesto que forma una película que, dejándola actuar, será un potente aliado para eliminar los restos de suciedad.

No obstante, existen algunas soluciones caseras que se pueden hacer sin ningún coste extra con lo que ya tenemos en casa y que serán igualmente efectivas.

El eterno dúo

El vinagre y el bicarbonato son la brigada perfecta de limpieza. La combinación de sus fuerzas y poderes desta y desinfecta, además de conseguir extraer el máximo brillo de la superficies.

Bastará con crear una solución, combinando ambas opciones, mezcladas en agua, y pulverizarla sobre la placa. Es muy importante dejar actuar y no retirar enseguida el producto, ya que en caso contrario no tendrá ningún sentido.

Pasta de dientes

Muchos son los influencers y expertos en limpieza virales que comparten trucos relacionados con la pasta de dientes y la limpieza de la vitrocerámica.

No es de extrañar, pues actúa con un principio similar al de la piedra blanca: crea una película que actúa en la superficie y que al ser retirada deja su mejor versión.

Basta con repartir la pasta de dientes y impregnar con ella las zonas donde haya más incrustaciones. Por encima, hay que espolvorear bicarbonato sódico.

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Hay que dejar actuar esta mezcla y después retirar la mezcla con una rasqueta específica de vitrocerámica. Finalmente, hay que lavarlo todo con un paño húmedo.

En ambos casos el resultado será prometedor y la vitrocerámica volverá a lucir como un espejo ante nuestross ojos y los de nuestros invitados.

Foto | Myriams-Fotos/Pixabay

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