El truco para saber cuándo debes cambiar sí o sí las bayetas de la cocina

Sí, nos encanta alargar la vida útil de los productos y usarlos hasta que ya no pueden más y se rinden. En el caso de los productos de limpieza, es común que las bayetas se mantengan exhaustos hasta que ya no tienen forro y no hay más remedio que desecharlos.

Huelga decirlo a estas alturas, pero los gérmenes pueden vivir muy felices en una bayeta antigua que no se seque nunca y que acumule restos y restos de comida microscópicos en sus fibras.

Por ello, es muy importante ir renovando este producto a menudo y no esperar a que nos saque la tarjeta roja para tirarlo a la basura y empezar de nuevo con otro.

Otro de los síntomas de agotamiento de estos útiles de limpieza son su babosidad: de repente, reparamos en que empiezan a volverse babosos y que no es para nada una buena noticia.

Si la bayeta se ha puesto babosa y resbaladiza debemos tirarla, ya que esta aparece cuando se ha desarrollado una biopelícula o capa que desarrollan las colonias de bacterias para mantenerse con vida y protegerse de los agentes externos.

Este  biofilm es un ecosistema microbiano organizado, conformado por una o varias especies de microorganismos asociados a una superficie viva o inerte. Nada que nos interese tener en la zona del hogar donde comemos y procesamos alimentos.

Así lo explica el Doctor en Ciencia y Tecnología de Alimentos Miguel A-Lurueña: “Si la bayeta de tu cocina está como grasienta/resbaladiza, lo más probable es que no sea jabón ni grasa, sino bacterias”.

Según relata, se agrupan formando colonias que producen una especie de moco para protegrse (biofilm) muy difícil de eliminar.

De este modo, la mejor (y, de hecho, única)  solución es tirar la bayeta a la basura directamente y empezar con una nueva.

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