La limpieza de los cristales suele ser una de esas tareas del hogar que se posponen hasta que el sol revela, sin piedad, cada huella y mota de polvo, poniendo al descubierto la escasez de nuestros hábitos alimentarios.
Aunque existen innumerables productos y trucos caseros, lo cierto es que a veces la solución más eficaz y barata ha estado siempre al alcance de la mano: el papel de periódico. Sí, ese objeto aparentemente obsoleto en la era digital resulta ser un aliado imbatible para conseguir ventanas relucientes sin esfuerzo. Al menos así lo hacíamos de pequeños.
El truco es tan sencillo como efectivo: basta con rociar los cristales con una mezcla de agua y vinagre o con limpiacristales convencional, y luego secar la superficie usando papel de periódico en lugar de bayetas o trapos. El resultado es sorprendente: ni pelusas, ni marcas, ni necesidad de repasar varias veces.
Una textura ideal
El secreto está en la textura del papel y su capacidad de absorber la humedad sin deshacerse ni dejar residuos. A diferencia de los trapos, que a menudo redistribuyen la suciedad en lugar de eliminarla, el papel de periódico captura las impurezas y deja una película brillante, como si el cristal estuviera recién instalado.
Para optimizar este método, es recomendable utilizar papel de periódico antiguo, que ya ha perdido parte de su tinta, evitando así posibles manchas negras en las manos o los marcos de las ventanas. Además, se trata de una opción ecológica, al reutilizar materiales que de otro modo acabarían en el contenedor de reciclaje.
Otro punto a favor es que este método funciona igual de bien en espejos, vitrinas y cualquier superficie de vidrio. Incluso las mamparas del baño, castigadas por la cal y el vapor, recuperan su brillo original con este truco sencillo y barato.
En tiempos donde los productos de limpieza específicos pueden resultar costosos y poco sostenibles, volver a las soluciones caseras es un acierto. El papel de periódico demuestra que no siempre hace falta gastar dinero para conseguir resultados impecables. Ahora bien, el reto es sobre todo encontrar a alguien que siga comprando periódicos en papel y que tenga esos excedentes en casa.
Foto | Max Vakhtbovycn
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