Nuestra cocina es la parte más importante de la casa: ¿cómo mantener su higiene y seguridad?

Nuestra cocina es la parte más importante de la casa: ¿cómo mantener su higiene y seguridad?
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La cocina es uno de los pilares fundamentales de la vida en el hogar. Y no sólo por la cantidad de horas que pasamos en ella. Toda la comida con la que nos alimentamos pasa por la nevera, la despensa o la encimera; y en muchas ocasiones es la cocina el lugar donde limpiamos la ropa o almacenamos la basura antes de bajarla al contenedor.

Este trasiego convierte la cocina no sólo en uno de los núcleos familiares; también en un foco de gérmenes —bacterias, hongos y virus— que campan a sus anchas, esperando el momento perfecto para ponernos enfermos. Teniendo todo esto en cuenta, es importante plantearnos: ¿cómo mantenemos la higiene y la seguridad en la cocina?

¿Por qué a los gérmenes les gusta nuestra cocina?

Bacterias

Aunque adelantábamos a algunas de las bacterias más famosas en un artículo anterior, tenemos que sumar a los virus y los hongos al grupo de microorganismos del hogar potencialmente perjudiciales. No significa que sean malos de por sí, pero sí que pueden resultar peligrosos en determinadas condiciones y concentraciones.

Y en la cocina les encanta concentrarse, ya que tiene las condiciones ideales para que este tipo de seres proliferen.

Por un lado, tiene esas zonas calentitas en que las bacterias se sienten tan a gusto. Como se puede ver arriba, bacterias como la E.Coli aprovechan temperaturas entre 5 y 45 ºC, aproximadamente, para crecer. ¿Dónde se dan estas temperaturas? Cerca de los fogones, la vitrocerámica, el horno y el microondas, junto a la caldera o detrás de la nevera. De ahí la importancia de limpiar con productos específicos la encimera cuando se ha manipulado comida. Evitamos así la propagación de bacterias y prevenimos las circunstancias que potencian su caldo de cultivo.

Además, la cocina tiene multitud de recovecos en los que esta temperatura cuenta además con poca luz y con un aumento de la humedad. Cerca de la lavadora, el lavavajillas, la pila… E incluso el interior de la nevera, donde hay alimentos húmedos. Ese el entorno ideal para el crecimiento de hongos. Si alguna vez te has encontrado con una mancha con _pelitos_ en la fruta, los hongos son los culpables.

Limones

Por otro, la cocina tiene también zonas frías tales como fresqueras, despensas y, por supuesto, la nevera, donde los virus se sienten muy a gusto y esperan su momento de actuar. Los virus aguantan muy bien en el frío, por eso en invierno crece el número de afecciones causadas por ellos como la gripe.

Queda claro, por tanto, que la cocina recoge y combina los diferentes entornos ideales de crecimiento de gérmenes, microorganismos potencialmente nocivos. Pero es que además añadimos un gran aporte de material orgánico, como es la comida y la basura, que les ayuda a desarrollarse.

¿Cómo limpiar tu cocina para evitar gérmenes?

Como la cocina tiene muchas áreas diferentes, iremos recorriéndolas una por una, ya que no todas han de limpiarse con la misma frecuencia ni del mismo modo. Sirva como regla general que la higiene es crucial en toda la cocina.

Limpiar los fuegos y la encimera

Fuegos y encimera

Nuestro primer espacio está compuesto por encimera, bandejas, mesas, tablas de corte, vitrocerámica… En general, cualquier superficie donde vayamos a dejar alimentos o donde los hayamos manipulado previamente.

Este espacio fomenta el intercambio de las bacterias propias de los alimentos, y es donde suele producirse la contaminación cruzada. Para que algo así no ocurra, lo ideal es limpiar bien esas superficies, tanto antes como después de manipular comida. Incluyendo las comidas que realicemos en la cocina.

Usando para ello un trapo limpio y con cierta humedad, podemos pulverizar Sanytol sobre la superficie para eliminar el 99,9% de las bacterias y hongos. Dado que vamos a tratar comida sobre estas superficies, deberemos aclarar bien el producto antes de comenzar cualquier elaboración en ellas.

Este producto es eficaz ante bacterias que suelen pulular en las cocinas, tales como la Salmonella, la Listeria o la E.coli. Pero también contra hongos, como el Aspergillus Niger —un moho— o la Candida Albicans, además de algunos alérgenos como los ácaros del polvo, del gato, del polen o las propias esporas del moho (parte visible de los hongos).

Y para ello no usa nada de lejía, con lo que es respetuoso con las superficies y está testado dermatológicamente, así que puede usarse, por ejemplo, sin guantes.

Limpiar los cacharros y utensilios de cocina

Fregadero

Con los utensilios de cocina hay varios peligros potenciales.

Por un lado, deberíamos limpiar los utensilios antes de usarlos. Especialmente aquellos que hemos tenido expuestos —quizá colgados de la pared— durante días. Tendemos a colgar los cucharones o herramientas con las que servimos la comida de ganchos junto a los fuegos, por lo que sería conveniente limpiarlos antes de meterlos en la cacerola.

Por otro, esperar dos o tres horas a limpiar los cacharros que hemos ensuciado mientras cocinamos no es recomendable. Lo suyo es limpiar a medida que cocinamos o, como tarde, una vez hemos terminado de cocinar. La razón es que esos utensilios sucios ya tienen gérmenes sobre ellos, y éstos no harán sino multiplicarse durante el tiempo que los dejemos.

Por último, si estamos cocinando varios alimentos, deberíamos tener cuidado con no mezclar los distintos utensilios entre ellos. Esto evitará la contaminación cruzada entre ellos.

Limpiar la nevera

Nevera

La nevera suele ser una de los espacios olvidados cuando limpiamos una cocina. Siempre está en uso, y siempre tiene comida dentro que vamos a utilizar. Es por eso que solemos dejarla a un lado durante la limpieza general semanal.

Pero limpiar la nevera sin perturbar la comida es más fácil de lo que parece. Por ejemplo, un _truco_ es el de limpiar por baldas en un momento en que haya poca comida. Aprovechando que la nevera esté casi vacía, podemos trasladar lo que quede a la parte de abajo de la misma, limpiando la de arriba.

Siempre teniendo cuidado de que la comida que hayamos colocado debajo quede protegida. Por ejemplo, en un _tupper_ o metida en los cajones que las neveras acostumbran a tener en su parte inferior.

Cuando hayamos terminado, trasladamos la comida a la zona limpia y pasamos a fregar la parte inferior. Es un método que además nos sirve para filtrar toda aquella comida que se nos haya podido poner mala o que esté a punto de pasarse de fecha.

Limpiar los trapos de cocina (y las bayetas)

Paños de cocina

Generalmente húmedos y repletos de manchas de días de antigüedad, son un lugar magnífico para encontrar una fauna de gérmenes importante. Los trapos de cocina son un multiuso en nuestro día a día como cocinillas, y por lo tanto retienen de todo.

Desde secarnos las manos, coger una cazuela caliente sin quemarnos, a retirar la gotita de tomate que se nos ha caído en la encimera. Los trapos están fabricados de tejidos que los gérmenes aprovechan como refugio, y precisamente por ello deberíamos limpiarlos con cierta asiduidad.

Pero no sólo limpiarlos, sino también desinfectarlos con productos específicos que eliminen también los malos olores que puedan provocar.

Y lo mismo puede decirse de las bayetas con las que limpiamos o las servilletas de tela.

Limpiar la cocina con frecuencia es un modo de conservar la higiene en el hogar. Uno necesario si no queremos estar expuestos a un sinfín de gérmenes. Contar con los productos necesarios y usarlos con la frecuencia adecuada depende de nosotros para mantener la cocina limpia y desinfectada.

Imágenes | iStock - Anchly, c12, jmsilva, JackF, Valenaphoto

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