El ritmo al que avanza la tecnología no deja de asombrarme, pero tengo que admitir que la realidad virtual siempre me pareció algo utópico de tiempos pasados, que nunca llegaría a materializarse de verdad. Queda muy bien en la ficción, cuando se imaginan posibles futuros en los que la tecnología domina -más- nuestras vidas. Pero ponerse un casco o unas gafas para vivir experiencias es algo más que una idea y poco a poco nos van llegando propuestas, ahora también en gastronomía. Pronto podremos comer lo que queramos sin estar realmente comiendo nada.
Es lo que prometen los responsables de Project Nourished, un sistema de realidad virtual mediante el cual el usuario podrá experimentar el placer de comer, con la intervención de todos sus sentidos, sin llegar a ingerir en realidad ningún alimento. El objetivo es poder paladear y degustar sin preocuparnos por las calorías o por otros temas de salud. Suena un poco a ciencia ficción, pero ya tienen algunos prototipos y creen realmente en que este es el camino del futuro en gastronomía.
¿En qué consiste exactamente? Para degustar esta comida que no es comida, el comensal debe ponerse unas gafas de realidad virtual que incorporan también un sistema de audio, complementadas con un dispositivo que funciona como difusor de aromas y de calor. Se supone que las a través de las gafas el usuario visualiza un espacio ideal utópico acorde con la experiencia que se busca para probar la comida, por ejemplo un jardín zen, y allí se encuentra el plato en cuestión.
A la imagen visual se le unen los olores recreados que llegan a través del difusor, y entonces llega el momento de probarlo. Si es sólido, mediante un utensilio giroscópico que imita la sensación de peso, y con un vaso especial si es líquido. A través del oído llegan también sonidos que imitan las sensaciones que tendría el comensal al masticar comida real. ¿Y qué es esa comida en realidad? Creaciones de impresión 3D totalmente comestibles que imitan texturas, sabores y consistencia, eliminando calorías y cualquier nutriente del alimento original.
Todo está diseñado para ofrecer una experiencia sensorial completa que engañe al cerebro y le haga creer que realmente está comiendo lo que espera. Aún están en fase de pruebas, y me imagino que la clave del éxito estará en conseguir que esa comida impresa consiga de verdad imitar el sabor real, especialmente en el regusto que deje en el paladar.
¿Qué buscan con este invento? Además de la opción de que podamos comer todo lo que nos apetezca sin pensar en consecuencias para la salud o la báscula, el equipo de Project Nourished apunta a muchas más posibilidades, como usarlo para terapias de trastornos alimentarios, para la educación de los niños, para comida espacial, para tratar carencias nutricionales o para jugar con creaciones que sólo existen en la ficción. Por el momento yo sigo escéptica, habrá que esperar a ver si el proyecto termina de salir adelante con éxito.
Más información | Project Nourished
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