Hace unos días hablaba sobre la existencia de tiendas de cercanía o Km0, las que ofrecían a sus clientes productos nacidos o elaborados en su misma zona. Hoy quiero hablar sobre las CAS –comunidades de agricultura sostenible-. En nuestro país son casi unas desconocidas, las únicas iniciativas que yo conozco, y que se parecen un poco, son las típicas “apadrina un árbol” o “apadrina un jamón”, estos casos son, por decirlo de alguna manera, la punta del iceberg de lo que podría ser una comunidad de agricultura sostenible.
Este tipo de comunidades nacieron y se desarrollaron, durante la década de 1960 en Alemania, Suiza y Japón. Aunque en cada país han llevado una línea de desarrollo distinta. Hoy en día es en EE.UU. donde más extendidas están y donde se han convertido en una forma muy popular de compra de alimentos y productos locales de temporada directamente al agricultor.
¿Cómo funciona una CAS?
Un agricultor ofrece un cierto número de “participaciones“ a un determinado precio para el público.
Los consumidores interesados compran una participación, también las podemos llamar “membresías”. A cambio reciben una caja, bolsa o cesta de productos de temporada cada semana a lo largo de la temporada de cultivo.
Por lo general la participación consiste en una caja de verduras, aunque también pueden ser incluidos otro tipo de productos, como elaboraciones artesanas como por ejemplo, quesos, mermeladas o huevos.
Se acuerda un método de distribución de los productos, que suelen variar en función de muchos factores: el consumidor puede ir una vez por semana a la granja a buscar su caja; se puede acordar la entrega y recogida de las cajas en un local, un día y a una hora determinadas; o entregas a domicilio.
Como promedio aproximado, en EE.UU, una participación básica cuesta entre 350 y 550 dólares la temporada. Esta suele durar entre 14 y 20 semanas. Cada caja suele contener alrededor de 6 kilos de verduras y frutas variadas, comunes de la zona.
¿Qué ventajas tienen para los agricultores?
El agricultor no se tiene que preocupar por la comercialización de sus productos durante la temporada de cultivo, puesto que este trabajo se realiza previamente, con lo que se puede centrar solo y exclusivamente en la del cultivo, del suelo y del servicio a sus clientes.
Recibe el pago anticipado de la temporada, por lo que la estabilidad financiera, asegura la planificación del trabajo e inversiones futuras.
Estable un vinculo más cercano con el consumidor de sus productos y un conocimiento de primera mano de sus necesidades.
Los agricultores pueden unirse y colaborar, para ofrecer sus productos conjuntamente, con lo que se garantizan más variedad de producto y más posibilidades de vender sus participaciones.
¿Qué ventajas tienen para los consumidores?
Reciben los productos frescos, prácticamente recién cosechados, con todo su sabor, con sus propiedades y vitaminas intactas.
Suele tener la oportunidad de visitar periódicamente la granja o cultivos de donde proceden los productos.
Esta informado, sobre el tipo de cuidados, con los que están cultivados las verduras que cocina, pudiendo incluso a influir en la toma de decisiones sobre los productos a cultivar.
Es importante saber que el consumidor no está pagando exactamente por recibir unos determinador kilos de verdura a un precio determinado (como en una tienda), si no que está participando en una acción de apoyo a la agricultura en su zona. Por lo que además de la compensación, también asumen los riesgos de una mala temporada, es decir, las cajas o bolsas que el consumidor recibe, pueden ir más o menos llenas dependiendo de lo bien o mal que se esté dando la producción en cada momento, incluso pueden quedarse vacías, si ha ocurrido algún tipo de inclemencia o desastre. Sería justo decir que el consumidor, estará a las duras y a las maduras.
Fotos | chickenthistlefarm, e-calamar, T. Brandão
Más información | wikipedia
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