Últimamente la vida no me da para estar muy pendiente de las modas, pero al parecer ahora es tendencia la golden milk o leche dorada. Me resulta curioso porque yo la tomo habitualmente como algo rutinario desde hace tiempo, así que hoy comparto mi receta para que os animéis a probarla en casa. Es una bebida simple pero reconfortante a la que se atribuyen muchos beneficios, fácil de preparar y adaptar al gusto.
La clave está en la cúrcuma, una de mis especias favoritas. En países como la India es básica y se le dan muchos usos medicinales. Sabemos que tiene poder antiinflamatorio y antioxidante, entre otras propiedades. No hay que atribuirle poderes milagrosos, pero si yo la tomo es porque me encanta. Una taza calentita o bien fría con otras especias es una delicia que sienta de maravilla en cualquier época.
Calentar la leche en un cazo con la rama de canela, los clavos, el cardamomo abierto, los granos de pimienta y el jengibre picado o molido. Bajar el fuego antes de que llegue a ebullición y echar la cúrcuma, removiendo bien. Dejar cocer a fuego muy lento durante al menos 5 minutos.
Colar y añadir miel o una alternativa vegetal al gusto. Repartir en tazas y servir con un poco de canela molida por encima. También se puede batir con una batidora de capuccino para que quede esponjoso o servirlo con una nube de leche encima.
Con qué acompañar la leche dorada o golden milk
La leche dorada o golen milk hay que tomarla recién hecha y caliente, para que sea mucho más reconfortante. Personalmente, creo que sienta de maravilla a media tarde o antes de ir a dormir, sobre todo en una noche fría. Se puede ajustar el nivel de dulzor al gusto y también la cantidad de especias. Recomiendo usar bebida de almendras de calidad, le da aún más sabor.
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