Palo es el término que se usa para identificar a un tipo de sidra natural, un catálogo muy amplio en el que entran desde ostos frescos a zumos, espumosos, orujos o aguardientes,...). Sin embargo, aunque el catálogo es muy amplio en nuestro país, y por qué no limitarlo aún más, en Asturias; sólo algunos tipos están registrados, concretamente 6.
Aquí tenéis estos seis tipos, sus diferencias y sus cualidades, seguro que este minidiccionario te viene muy bien a la hora de elegir una sidra, ya sea como bebida o para cocinar:
La sidra dulce: Es el zumo resultante de exprimi la manzana, también llamada sidra del duermu. En asturias es tipico tomarla con castañas asadas en noviembre, en el Amagüestu.
La sidra de hielo: es artesanal y hecha en pequeñas cantidades. Se obtiene de la fermentación del zumo de manzana congelada naturalmente, por lo que tiene una mayor concentración de azúcares y más grados en el resultado final, al eliminar parte del líquido.
La sidra natural "tradicional": es el producto, valga la redundacia, tradicional, la que se suele tomar escanciada y presentada en botella verde.
Se trata de una sidra dulce fermentada, sin azúcares añadidos, sólo contiene carbónico.
La sidra natural ecológica: es una variante de la sidra tradicional, que se produce con manzanas de plantaciones controladas por el Consejo de la Producción Agraria Ecológica del Principado de Asturias (COPAE), un consejo que también supervisa la elaboración del producto.
La sidra natural D.O.P. Sidra de Asturias: está sometida a los controles del Consejo, lo que supone que desde el principio al final del proceso de producción está sometida a diferentes exámenes y seguimientos.
Y por último, La sidra de Asturias es la registrada en el Consejo Regulador, sometida a sus controles y elaborada a partir de variedades de manzanas reconocidas por el consejo, e inscritas en el registro de productores. Además estas empresas están obligadas a cumplir las diferentes reglas del Consejo sobre instalaciones, prácticas, etiquetado,...
En Directo al Paladar | La Sidra, el placer de los Santos