Lo peor de volver a la rutina después de las vacaciones es, precisamente, recuperar esa rutina. En septiembre más que nunca se hace difícil retomar los hábitos cotidianos y, síndrome post vacacional o no, nos cuesta dormir bien. Curiosamente la bebida de moda de turno nos puede ayudar a conciliar el sueño: es la moon milk, una versión moderna de la leche calentita de toda la vida.
Habría que entrecomillar lo de “moderna” porque los orígenes de la moon milk se pierden en la ayurveda o medicina tradicional india, recuperada ahora por los cazadores de tendencias instagrameables. Si han invadido las redes sociales es porque lucen estupendas con su colorido en tazas artesanales; por suerte, unirnos a la moda puede venir muy bien para arrancar con fuerza el nuevo curso.
¿Qué es exactamente una moon milk?
La moon milk, literalmente “leche de la luna” es una sencilla bebida caliente procedente de la medicina ayurvérica, que es el nombre que recibe la medicina tradicional de la India. Sin entrar en las complejidades del ayurveda en cuanto a sistema terapéutico basa el tratamiento de la salud como un conjunto de cuerpo, mente y espíritu, buscando la unificación y el equilibrio.
Las bebidas calientes y las especias tienen gran importancia en la tradición ayurvérica para tratar y prevenir enfermedades, así como para potenciar la armonía del cuerpo y la mente o buscar el bienestar completo. Ya lo comentamos en nuestra receta de golden milk o leche dorada, que grosso modo vendría a ser una de las muchas posibles recetas de la ahora famosa moon milk.
Consiste básicamente en una preparación de leche de vaca caliente infusionada con hierbas o especias, a menudo endulzada con miel. Su función es relajar el cuerpo y la mente, aliviar el estrés y fomentar el equilibrio y la paz interior dejando atrás las preocupaciones, para facilitar el sueño. Así, es un remedio natural contra el insomnio y por eso se suele tomar antes de ir a la cama.
¿Por qué se ha puesto de moda?
La red social Pinterest anunció este verano que las búsquedas relacionadas con moon milk se habían multiplicado a lo largo de los primeros meses del 2018. Solo hay que echar un vistazo al hashtag en Instagram para comprobar que hay versiones para todos los gustos y colores, y muchas cafeterías y locales la han incorporado a su carta.
La moon milk triunfa porque el nombre ya suena bien, no es una preparación compleja y porque se asocia a la medicina “natural” -con los peligros que eso puede traer-. Además permite jugar con los ingredientes para crear vistosos coloridos y sacar a relucir la vajilla o el atrezzo de turno. Su mejor punto de vista es el cenital, otro punto más a favor de las redes sociales, especialmente de Instagram.
Las propuestas gastronómicas de colores llamativos siempre triunfan, aunque sea por unos días, y por suerte en este caso al menos no es una idea loca calórica azucarada. Si además prescindimos de la miel tendremos una bebida saludable y reconfortante que podemos sumar a nuestros hábitos cotidianos.
Como punto negativo hay que mencionar el riesgo de atribuirle poderes mágicos. Nos gusta creer que cualquier cosa “natural” o que provenga de una “tradición milenaria” será sanísimo y mejorará nuestra salud, y más si se asocia a algún pretendido superalimento. Muchas recetas de moon milk incluyen adaptógenos e ingredientes como la ashwagandha, a los que se atribuyen distintas propiedades pero que ya sabemos que hay que coger con pinzas.
No hace falta volverse locos buscando ingredientes impronunciables cuando podemos adaptar la receta básica para crear nuestra propia versión de leche caliente especiada; es absurdo además querer replicar la cultura india en nuestra casa sacándola de su contexto.
La moon milk, como tantas otras recetas o alimentos tradicionales de la India, llevan existiendo miles de años como parte de una cultura muy compleja. Pretender apropiarnos de ello alabando sus virtudes milagrosas de la noche a la mañana no tiene mucho sentido y puede caer en la falta de respeto. Sí podemos usarla como fuente de inspiración para adaptarla a nuestras propias circunstancias.
Cómo hacer moon milk o leche caliente especiada en casa
Ya hemos mencionado que una moon milk básica consiste en calentar e infusionar leche con especias o hierbas. Lo ideal es combinar ingredientes que sean relajantes y que ayuden a hacer la digestión, sumando nutrientes beneficiosos. La cúrcuma, molida o fresca, es la gran protagonista de estas bebidas por sus propiedades antiinflamatorias y su bonito color amarillento, pero hay más opciones:
- Jengibre molido y/o fresco.
- Cardamomo verde o negro.
- Canela molida o en rama.
- Valeriana.
- Regaliz en rama.
- Semillas de hinojo.
- Clavos de olor.
- Nuez moscada.
- Pimienta.
- Lavanda o rosa seca comestible para infusión.
- Remolacha en polvo (se puede preparar casera deshidratando y triturando remolacha).
- Arándanos en polvo (azules o rojos).
- Bebidas vegetales como alternativa a la leche (siempre naturales y sin azúcares añadidos).
- Ghee (mantequilla clarificada), aceite de coco o aceite de oliva virgen extra, para añadir grasas saludables.
- Cacao puro en polvo, sin endulzar, con canela o vainilla natural.
Para prepararla, podemos proceder como en la receta de golden milk: calentar la leche o bebida vegetal con las especias, removiendo bien si usamos variedades en polvo, cocer a fuego muy lento unos pocos minutos, dejar infusionar y colar. Si se añade miel hay que hacerlo ya fuera del fuego, para no estropearla.
¿Cuáles son sus beneficios?
Los efectos beneficiosos de tomar moon milk por las noches son prácticamente los mismos del vaso de leche caliente que nos daban nuestras madres y abuelas. La ciencia avala sus propiedades para conciliar el sueño, ya que el triptófano de los lácteos favorece la liberación de serotonina, la hormona que nos ayuda a relajarnos y dormir mejor.
Las alternativas vegetales o una versión sin lactosa también pueden contribuir a relajarnos, y además tomar una bebida caliente reduce la temperatura corporal, facilitando el sueño. Las especias antiinflamatorias y digestivas también añaden un factor relajante al estado general del cuerpo. No olvidemos que las malas digestiones son un gran enemigo del descanso nocturno.
Otra versión más sencilla aún es preparar la típica infusión de tila, melisa o valeriana utilizando directamente leche en lugar de agua. Cualquier bebida caliente puede ser válida, siempre que no lleve ningún excitante, ni sea salada, ni tenga azúcares añadidos.
Tomar leche caliente antes de dormir es una costumbre que ha pasado de generación en generación en muchas culturas diferentes. Si en la India utilizan especias exóticas es porque son sus ingredientes tradicionales, pero eso no quiere decir que tengamos que replicarlos tal cual. La simple rutina de este hábito ya puede ayudarnos a facilitar el descanso.
¿A ti te daban un vaso de leche caliente antes de ir a la cama? ¿Te gustaría conciliar el sueño sin problemas y dormir de un tirón como un bebé? Prueba a recuperar esta vieja tradición actualizándola un poco con nuevos ingredientes, siempre sin azúcar.
Eso sí, nada con compartir la imagen con tus seguidores. Las redes sociales y las pantallas no se llevan muy bien con el descanso.
Fotos | Unsplash - iStock.com
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