Probamos Waterdrop: un refresco sin azúcar en cubitos concentrados para llevar en el bolsillo

Para hidratarse con una bebida sin alcohol, natural, sostenible y sin azúcar, la solución parece fácil: agua potable. Es la respuesta más obvia y también la más saludable, pero Martin Murray, empresario austriaco, estaba aburrido de no poder elegir otra cosa durante sus viajes de trabajo. Así, pensando en cómo "mejorar" el agua del grifo, surgió la idea de waterdrop, pequeños cubitos concentrados de extractos naturales para saborizar el agua en cualquier parte.

La marca ha desembarcado recientemente en el mercado español y se presenta con el objetivo de ser una alternativa más saludable y sostenible para hidratarnos mejor, especialmente de cara al verano. En realidad, estas microbebidas se pueden disolver tanto en agua fría como caliente, y no es una opción muy descabellada si queremos enfrentarnos a las próximas olas de calor que muy probablemente nos esperan.

No hay nada mejor que un buen vaso de agua fresca para calmar la sed. Sin embargo, hay que admitir que en ocasiones apetece algo diferente con algo más de chispa, y no son pocas las personas que consideran el simple agua como algo aburrido, soso o inconcebible en tiempos de ocio. En casa podemos hacer bebidas naturales controlando el nivel de azúcares, como limonada, café con hielo, té frío o aguas de frutas y hierbas; waterdrop pretende ser una alternativa más simple para usar en cualquier parte.

Lleva tu refresco en el bolsillo

España no destaca precisamente por ser un mercado en el que cuajen a gran escala las bebidas extrañas o de sabores curiosos. Lo saben las grandes marcas que prefieren lanzar ediciones limitadas estacionales de sus productos clave, por mucho que sigan intentando colar novedades en el lineal del supermercado.

Waterdrop aspira a desmarcarse con un producto totalmente distinto que permite al consumidor personalizar su bebida. Además de elegir el sabor concreto en su catálogo, los cubitos se pueden disolver en agua fría o caliente -según la variedad-, con o sin gas, y en la concentración que se prefiera. Además se pueden combinar diferentes sabores entre sí.

Lo más llamativo, claramente, es el formato y el concepto de microbebidas. Cada unidad de waterdrop se presenta en una pequeña caja de cartón reciclado que guarda 12 pequeños cubos envueltos individualmente, casi recordando a pastillas de medicamento o incluso algún producto de limpieza. Aunque, más bien, podemos ligarlos a los cubitos de caldo, pues también son un producto muy concentrado de diferentes extractos naturales.

Los ingredientes concretos varían según la gama, con las microbebidas para tomar en frío más concebidas como un refresco, pues incluye una pequeña cantidad de edulcorante (sucralosa), que no contienen los los tés e infusiones para preparar en caliente. Además, cuentan con dos referencias frías especiales con cafeína, también edulcoradas.

La marca completa su catálogo con accesorios para preparar, almacenar y llevar las bebidas, un paso lógico teniendo en cuenta que insisten mucho en la sostenibilidad. Otro de los pilares de la filosofía de la marca es prescindir del plástico desechable y reducir los residuos.

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¿Sabe bien? Conclusiones tras la cata

Hemos podido probar precisamente uno de los últimos lanzamientos, llamado SHIRO, inspirado en sabores florales de Japón y con 60 mg de cafeína. Se recomienda añadir un cubito en 400-600 ml de agua bien fría; para la cata probamos con la mayor cantidad de líquido.

El producto comienza a disolverse con un ligero efecto efervescente que, de nuevo, nos recuerda a una pastilla medicinal, aunque generando muchas menos burbujas. En unos pocos minutos desaparece por completo, tiñendo el agua de un ligero tono rosado, y emitiendo un suave aroma floral. El resultado es una bebida refrescante, con ese toque dulce característico de las bebidas edulcoradas pero menos acentuado que un refresco corriente.

Es un sabor equilibrado, que no satura y se bebe bien cuando hay sed y ya aprieta un poco el calor. Suponemos que reduciedo la cantidad de agua tendremos un sabor mucho más concentrado, pero para beber de forma diaria habitual, los 600 mg nos han parecido perfectos. Se puede preparar usando agua con gas, quien guste.

Nos gusta la idea de poder llevar en el bolso o bolsillo tu propia bebida para preparar donde sea, simplemente añadiéndola a agua fría o caliente, y que se potencien los sabores más naturales sin recurrir a aromas artificiales o excesivamente cargantes. Y se agradece que haya productos sin ningún tipo de edulcorante, demostrando que las bebidas sin endulzar también son una opción válida y apetecible.

Menos afortunada nos parece la idea de vincular cada producto a unas presuntas propiedades saludables, con nombres como youth (juventud) o defence (defensas). No somos muy partidarios de esta estrategia de marketing de las llamadas bebidas funcionales, aludiendo a los supuestos beneficios de unos ingredientes que, casi siempre, carecen de efectos demostrables.

Nos quedamos mejor con la comodidad del formato, el buen sabor y la apuesta por la sostenibilidad. ¿Y el precio? Hay distintos packs y ofertas, pero en en general sale a 8,90€ la caja de 12 microdrinks, es decir, unos 75 céntimos la bebida.

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