27 cosas que decía tu madre y que tú ahora también repites

En cada casa hay frases características que todos identificamos con nuestro sello familiar. Y entre esas frases, hay muchas que tienen que ver con el lenguaje de la cocina, que sin saberse bien cómo, van pasando de generación en generación, aunque muchas veces no sepamos cómo ha sido el proceso. Es el caso de estas 27 cosas que decía tu madre y que tú ahora también repites, una selección de frases que seguramente reconoceréis como propias o habituales, también en vuestras casas.

Probablemente algunas de estas frases se habrán adaptado en las distintas Comunidades al habla y los dichos locales, por lo que muchas de ellas os sonarán familiares. Otras proceden de mi familia y la de mis amigos, a quienes hice una pequeña encuesta para enriquecer el listado. Hay algunas muy divertidas, otras ingeniosas, sarcásticas y todas ellas con el encanto del recuerdo de nuestras madres.

1. Y de harina, la que admita

Comenzamos con las recetas de nuestras madres, en las que suele aparecer entre la lista de ingredientes, sin poner cantidad. De harina, la que admita. Según me contaron, en una zona de Andalucía buscaban en una tienda la harina de la marca "La Carmita", creyendo que era una marca que habían recomendado en la tele. (Harina, la c'armita).

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2. ¿Dónde esta el pimentón? En su sitio

Esta frase de madre, "En su sitio" es una sentencia terrible que utiliza y ahora yo también, cuando alguien pregunta por un ingrediente. ¿Dónde está el pimentón? En su sitio. Pero como tú no lo encuentras, insistes y la respuesta es aún más dura. ¿A que tengo que ir yo a buscarlo?

3. Bébete el zumo deprisa que se le van las vitaminas

Aunque vimos en un programa de Chicote en la tele que un análisis determinaba que las vitaminas en un zumo siguen estando incluso pasada una hora, este dicho popular que escuchamos a nuestras madres, seguimos diciéndolo ahora a nuestros hijos.

Mi amiga Ana me contaba que en su casa se decía que las naranjas curan el constipado y si están ácidas es que tienen más vitamina C.

4. Te ha quedado duro como un peñote

Este dicho familiar es aplicable tanto a asados de carne como a recetas fallidas de repostería. En mi casa, es sentencia de muerte para el plato que obtenga tan terrible calificativo. ¿Se dice también en vuestras casas?

5. Una ensalada para desengrasar

Esta frase es clásica cuando te acabas de tomar una buena ración de fabada, o un asado castellano de cordero o cochinillo y lo pides para sentirte menos culpable. Otra versión que me envía mi amiga Paloma es la de Toma un poco de vino para desengrasar, probablemente más adecuada.

6. Una cucharada más no vaya a ser que te quedes con hambre

Es una terrible prueba decir a tu madre que te eche solo un poco. Siempre cae otro cucharón extra. Y encima, para ella siempre estaría justificado: no vaya a ser que te quedes con hambre

7. Pero si es lo más rico…

Cuando un trozo de atún o bonito era de la zona más oscura, o si encontrábamos un garbanzo negro en el cocido o un filete con un poco de grasa, todos intentábamos apartarlo. Entonces tu madre hablaba: " *¿Pero cómo vas a quitar lo negro del bonito? Si es lo más rico*..."

8. Dejad sitio para el postre

Este dicho popular se oye en todas las casas, sobre todo cuando la madre ha pasado el día preparando un postre especial o una tarta y ve que los hijos se están llenando de aperitivos y no van a llegar al final.

9. Si no lo queréis comer, ya lo cenaréis

Esta era la amenaza que hacían en muchas casas. Si no te lo quieres tomar ahora, luego te lo saco a la hora de la cena, y si no mañana lo tendrás de desayuno. Ante ese panorama, si fallaban las negociaciones solo cabía intentar pasar cuanto antes el mal trago.

10. Cómete las lentejas que tienen mucho hierro

Aunque ya hablamos del tema del mito del hierro y las lentejas, este dicho siempre lo usaban las madres para animarnos a comer más legumbres. Y yo reconozco que aunque sé que los berberechos tienen mucho más hierro, sigo diciendo lo mismo, aparte de lo de lentejas, comida de viejas, si quieres las comes y si no las dejas.

11. Al hacer las recetas, este puñado de propina

Para dosificar el arroz, los garbanzos o los macarrones, mi madre siempre usa el sistema de los puñados. Entonces calcula uno por persona, y por si acaso echa otro. Y este puñado, ¡de propina!

12. No comas más que te va a dar algo

Esta frase de "no comas más que te va a dar algo" es un clásico cuando había de comida alguno de los platos preferidos como macarrones, lasaña, filetes empanados, etc. Se puede adaptar al tipo de alimento o a cada casa.

Una muy divertida es la que le dijeron a mi amigo Patxi en su casa, basándose en experiencias pasadas: "No te puedes comer más de veintiocho croquetas, Patxi" También se oye con si comes más vas a reventar, o te va a sentar mal, etc.

13. Mira a ver si esto está malo

Mi madre cuando nota que un bote o un tupper tiene mal aspecto o no huele muy bien y está en el límite, en vez de tirarlo o probarlo ella, siempre decía a alguien -normalmente a mí- "Mira a ver si esto está malo".

14. El pan no engorda, lo que engorda es la salsa

Cuando no queríamos comer el pan, era un buen argumento. Lo que engorda no es comer pan sino las cosas que untamos en él, como mantequilla, salsas, jugos, etc.

También era muy habitual, lo de pan con pan comida de tontos o las alusiones a comer miga de pan o corteza y qué engordaba más. (Engorda más la corteza, a igualdad de peso)

15. ¡Qué bien huele! ¡mejor sabrá!

Este breve diálogo era y es un clásico en mi familia. Cuando alguien llega a casa y huele un plato que está al fuego, si dice qué bien huele, recibirá la contestación de mi madre: "¡Mejor sabrá!

16. Los superalimentos

Cualquier argumento es bueno para convencer a los niños para comer o beber lo que quieren las madres. Todos sabemos que hay que comer pescado que tiene mucho fósforo y el cerebro funciona mejor. También sería válido para decir tómate la leche que necesitas el calcio para los dientes.

Este argumento sería igualmente aplicable a las zanahorias y sus supuestas virtudes para la vista, (y para ponerse morenas), o a la fuerza que te dan las espinacas, como a Popeye.

También se decía que hay que comer muchos rabos de uva pasa para mejorar nuestra memoria, y otro montón de supuestos poderes de otros muchos alimentos.

17. Vamos, a la mesa que se enfría

Después de pasar un buen rato cocinando, es lo menos que mi madre podía esperar y siempre lo decía así: Vamos, a la mesa que se enfría. Es lo menos que podemos esperar cuando hemos cocinado, que la familia vaya a comer a la mesa antes de que se enfríen los alimentos. En casa yo también lo digo, pero lo hago después de hacer las fotos de las recetas, por lo que a veces, la comida ya está fría cuando llamo a los míos.

18. El que come y canta un sentido le falta

Quizás porque mi adolescencia coincidió con la época de la movida madrileña pero de joven yo era muy cantarín y tuve que escuchar muchas veces esta sentencia. Creo que se dice en todas las casas, pero me resulta divertido. Esta aún no la he heredado, pero quizás la acabe diciendo también.

19. Castigada sin postre

Una terrible frase de madre cuando te portabas mal, en especial si era comiendo fuera de casa. Castigada o castigado sin postre, sin probar esos helados cubiertos de sirope, esas tartas de queso o aquellas Comtessas.

20. Esto está de toma pan y moja

También lo he oído como "de echa pan y moja". Mi tío unía su índice y su pulgar y si se quedaban ligeramente pegados como consecuencia de una salsa gelatinosa, lo repetía una y otra vez. Mi madre también lo dice y yo lo debo decir también porque a mi hijo también se lo he escuchado.

21. No tiréis migas que no tenemos gallinas

Mi abuela decía esta otra frase con sarcasmo "¿Saco al pollo?" en el mismo sentido de que el pollo se comería las migas que dejábamos en el mantel mis hermanas y yo. Mi madre era más de decir "¿Quién barre hoy?.

22. Esto parece una pensión

Es inevitable reconocer cuánta razón tenía mi madre cuando decía que la casa parecía la Posada del Peine o una pensión, ya que en la adolescencia apenas estaba en casa más que para comer o dormir. Ahora me doy cuenta de lo duro e ingrato que puede ser el papel de las madres y lo sufro en carnes propias con mi hijo.

23. No hago patatas fritas que me paso la mañana en la cocina y luego ni las veo

Esta frase de madre me la ha enviado mi amiga Ana y reconozco que cuando la vi, estuve riéndome un buen rato y me identifiqué absolutamente. También me mandaron otra versión más veraniega: "Cuatro kilos de tomate, la cuesta del mercado, media mañana haciendo gazpacho y ahora te lo bebes como si fuera agua"

24. Échale un Avecrem que te ha quedado soso

Era un remedio casi mágico, el Avecrem, el Starlux o los cubitos Maggi, que servían para potenciar el sabor de los caldos o guisos insulsos. Yo soy más partidario de añadir un poco de soja, pero la idea es la misma.

25. Tómate este caldito y ya verás como te reconforta y entras en calor

Era frase de casa cuando estornudabas o regresabas calado a casa si te había sorprendido una lluvia inesperada. Tómate un caldito y verás como entras en calor. De ahí mi afición a las sopas y caldos reconfortantes, supongo.

26. De lo que se come, se cría

Así nos convencían para comer más de algunos alimentos, aludiendo a que su ingesta nos proporcionaba no solo sus nutrientes sino además algunas propiedades para nuestra formación y crecimiento.

27. ¿Os habéis lavado las manos?

Una pregunta habitual que muchas veces se remata con otra frase característica: "A ver, enséñamelas" que en ocasiones hacía bajar la vista a quien le habían pillado, que tenía que volver al cuarto de baño a lavárselas bien.

Estoy seguro de que en vuestras casas también dirías cosas similares y esas frases de nuestra madre que ahora repetimos, podrían ser muchas más. Si os apetece, estaría muy bien que nos contaseis las vuestras en comentarios para hacer una lista más completa.

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