Cuando normalmente oyes decir a la gente o incluso yo misma, que una receta de bollería o panadería no nos ha salido, todos los dedos acusadores de este fracaso suelen tener una misma dirección, casi siempre la culpa es para la levadura pensando que esa vez no ha funcionado.
Lo cierto es que la levadura es un organismo vivo y como tal caprichoso, y esto es lo que normalmente más nos asusta, pues parece que es un punto sobre el que no podemos tener control. Pero, debemos conocer otros muchos factores que hacen que aunque la levadura esté sana y activa, puedan estar implicados en que fracasen nuestros intentos de panaderos caseros. Condiciones ambientales, ingredientes que forman parte de la receta y así sucesivamente, pueden formar parte de ellos. Pero a medida que más veces horneemos, más fácil nos será controlar todos esos factores externos que hará que no tengamos tantos fallos o por lo menos que nuestras recetas tengan resultados más previsibles.
Consejos básicos a la hora de trabajar con la levadura de panadería
La levadura fresca tiene que estar a temperatura de refrigeración de unos cinco grados siempre. Se puede congelar cuando es en fresco, pero los resultados algunas veces son variables.
No hay que usar agua excesivamente caliente pensando que eso aumentará el poder leudante. Una pequeña cantidad de agua a temperatura ambiente o un poco templada hará que funcione mejor. Hay que saber que a nuestra levadura la matamos por encima de los cuarenta y cinco grados. Lo más correcto es añadirla al agua, dejándola reposar un minuto o dos para luego remover con una cuchara hasta que la levadura se disuelva por completo. Debe quedarnos una masa suave y sedosa.
No se necesita azúcar para activar la levadura. Una pizca de azúcar nos ayudará a que se hagan burbujas, lo que demuestra que la levadura sigue viva y activa. Pero sin embargo en realidad no ayuda e incluso dificulta el aumento del pan.
La levadura se alimenta de los azúcares y almidones de la masa y suelta anhídrido carbónico que es lo que hace que la masa suba.
La levadura se alimenta y reproduce mejor alrededor de los treinta y cinco grados, adormeciéndose por debajo de los veinticinco. Si nuestra casa es muy fría es conveniente a veces hacer levar la masa encima de un radiador previamente caliente y apagado. Sin embargo si hace mucho calor lo ideal es hacer levar la masa en un sitio fresco o incluso en la parte más templada de la nevera.
La grasa, los huevos, productos lácteos, sal y las condiciones ambientales muy frías ralentizan mucho su actividad. Las masas más magras, compuestas casi exclusivamente de agua y harina subirán mucho más rápido que las masas enriquecidas que se hacen con más grasa, huevos o leche.
La levadura no es proporcional en las recetas, si se añade más o menos, dentro de unos límites claro está, sólo condicionará el tiempo de levado. Con más levadura fermenta más rápido pero con menos tardará más en levar.
Nunca mezclar la sal con la levadura directamente, pues la destruye y no crecerá la masa. Y tampoco mezclar la levadura directamente con el azúcar, pues también se verá afectada su acción fermentativa por un fenómeno de presión osmótica.
Cuando ya disponemos una masa a fermentar es conveniente que se mantenga algo húmeda la corteza para que pueda fácilmente estirar mientras la levadura crece en el producto, para ello lo ideal es tapar con un paño húmedo la masa.
Si seguimos estos sencillos consejos obtendremos con nuestra levadura de panadería grandes resultados en la elaboración de panes, bollería y demás masas enriquecidas.
Imagen | Featheredtar En Directo al Paladar | Receta de pan blanco con masa madre