Últimamente nos desbordan noticias sobre lo peligrosas que son algunas enfermedades relacionadas con el comer, obesidad, anorexia, bulimia... La verdad es que los datos son alarmantes y no es para menos, según la Asociación de Defensa de Trastornos Alimentarios en Extremadura, una adolescente de cada 100 que se encuentra entre los 14 y los 18 años cae en las manos de la anorexia y un 2,4% en la bulimia. Los datos de la obesidad en España reflejan un 13,4% de obesos, comprendidos entre los 25 y 60 años.
Si sumáramos los resultados de todos los problemas y enfermedades alimentarias, nos podríamos dar cuenta de lo grave que es la situación, individualmente, cada enfermedad puede reflejar un pequeño tanto por ciento, pero todo el conjunto representa lo suficiente como para sopesar seriamente la situación.
El comportamiento adoptado frente a la alimentación es vital, pero hay que sumarle también a esta cuestión los factores psicológicos, los emocionales, etc. No hay duda de que los medios de comunicación también han influido en la propagación de algunos trastornos de conducta alimentaria, y su rectificación es sin duda otra arma más para combatirlas. Una buena alimentación sana y equilibrada es sin duda uno de los mejores correctores para todas las enfermedades alimentarias y, una buena ayuda psicológica también.
En España, por poner un ejemplo, han bastado diez años para que las cifras sobre incidencia de anorexia y bulimia se equiparen a las cifras del resto de los países europeos, ¿qué ha pasado?, ¿cómo es que se están adoptando todos los extremos?, porque con la obesidad pasa lo mismo.
Para nosotros no hay duda de que son muchos los factores que intervienen, el estrés, la comida rápida, el ansiado cuerpo 10, la depresión, etc. Si esto sigue así, estas enfermedades alimentarias se van a convertir en las más grandes que asolen nuestra civilización, pues estos problemas también asolan en mayor o menor medida al resto de países occidentales.
La conciencia alimentaria es un concepto que debemos implantar a nuestros hijos desde bien pequeños para evitar que en el futuro ellos sufran estos trastornos. Increpar a los medios para que esa estética que publicitan, no sea tan extrema (podrían tomar ejemplo de la publicidad de Dove, que algo ha mejorado). Que Sanidad aborde con mucho más rigor el problema y que, al igual que se prohibe el tabaco, se haga también lo mismo con cualquier medio o alimento que atente contra la salud. ¿Tú que sugieres?
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