Desde que el pasado mes de julio se superó la barrera de los 100 euros el megavatio hora, el precio de la luz no ha dejado de subir batiendo sus propios récords en un verano que apenas nos ha dado algún respiro. Los motivos por los que pagamos la luz más cara de la historia son complejos y poco podemos hacer como usuarios, pero sí nos lleva a plantearnos si el uso de electrodomésticos como el horno afectan más o menos a la temida factura de la luz.
Según datos del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), un hogar medio español consume unos 4.000 kWh anuales de electricidad, concentrándose más del 61% en el uso de los electrodomésticos. Evidentemente, cada familia y sus rutinas es un mundo, pero hay aparatos comunes cuyo consumo poco podemos controlar, como el frigorífico, que debe funcionar las 24 horas del día. Otros, como el lavavajillas o el horno, sí se pueden amoldar a diferentes hábitos.
La pandemia dejó claro que en España nos gusta hornear y somos muy de asados, gratinados, dulces y masas, sin olvidar los alimentos precocinados que se preparan simplemente metiéndolos al horno. Puede que en plena ola de calor no lo hayamos encendido mucho, pero con temperaturas más amables vuelve a ser el electrodoméstico de cocina de referencia para muchos de nosotros. ¿Abusar del horno supone dejarse un riñón en la factura de la luz? Afortunadamente, no tanto como podríamos pensar.
Cuánto consume un horno y cómo afecta a la factura
Es díficil establecer datos concretos del consumo exacto de estos aparatos, pues dependerá del tipo de modelo, su antigüedad, forma y frecuencia de uso, la temperatura utilizada, horarios, etc.
Si queremos hacernos una idea de cuánto nos va a costar hornear un bizcocho o asar un pollo, sí podemos hacer el cálculo particular en función de su etiqueta energética, que suele estar en el manual de instrucciones o material análogo. En caso de pérdida, se puede consultar directamente al fabricante o buscar el modelo en el catálogo de cualquier comercio que lo distribuya.
Normalmente un horno actual incluye dos datos de consumo medio: con calor arriba y abajo, y con aire/ventilador. Hornos más avanzados pueden añadir otras cifras adicionales. Con esos números, solo nos queda multiplicarlo por el precio del kWh vigente de la franja horaria en el que lo queramos utilizar. Nos saldrá más barato si horneamos en hora valle o punta.
Para hacernos una idea aproximada, el fabricante Balay nos facilita los cálculos aproximados del coste de hornear en un horno actual de gama media con los precios de la luz medios en el mes de agosto. Así, por ejemplo:
- Bizcocho con aire caliente: 0,19€ en hora punta, 0,094€ en tramo llano y 0,055€ en horas valle.
- Pollo entero asado con grill y aire: 0,40€ en hora punta, 0,20€ en hora llana y apenas 0,12€ en hora valle.
- Pizza casera: 0,19€ en hora punta, 0,095€ en horara llana y 0,055€ en hora valle.
- Pizza congelada: 0,16€ en hora punta, 0,082€ en hora llana y 0,048€ en hora valle.
Por su parte, los especialistas en panadería de El Amasadero calcularon hace un tiempo los costes aproximados de hornear pan en casa. Si bien las tarifas han aumentado respecto a los datos de entonces, los precios estimados de 0,25-0,37€ para hornar un pan a máxima temperatura durante una hora y cuarto, no sobrepasarían los 50 céntimos, en principio.
Si el horno es antiguo probablemente presente una eficiencia energética menor, lo que repercutirá en el gasto. Hay que tener en cuenta también el posible tiempo de precalentamiento -más rápido en los hornos más modernos- o la pérdida de calor a través de la puerta -de nuevo, los mejores hornos son más herméticos- así como las veces que se abre la misma.
Recordemos que el horno consumirá más energía en función del tiempo de funcionamiento, la temperatura y de las funciones añadidas -grill, aire, pirólisis-, así como de la precisión del termostato o la pérdida de calor.
Cómo ahorrar en la factura usando el horno de forma eficiente
Algunos de los consejos básicos a tener en cuenta para aprovechar al máximo nuestro horno sin que repercuta demasiado en la factura de la luz son muy obvios, pero no viene mal recordarlos.
- Renovar el horno si es muy antiguo, y apostar por la máxima eficiencia energética (etiqueta verde y símbolo A+++, hasta nuevos cambios).
- Considerar hornos que ofrezcan funciones "eco" o de bajo consumo.
- Elegir un modelo de doble cristal o puerta reforzada para disminuir la pérdida de calor.
- Controlar la temperatura del termostato mediante un termómetro de horno.
- Precalentar solo cuando lo pida la receta, y solo el tiempo estrictamente necesario para alcanzar la temperatura adecuada.
- Abrir el horno lo mínimo posible durante su funcionamiento.
- Aprovechar para cocinar varias cosas a la vez (pollo o pescado y su guarnición, bizcocho y galletas, etc).
- Apagar el horno los últimos minutos de cocción, sin abrirlo, para terminar de cocinar con el calor residual.
- Hornear alimentos troceados o cortados en piezas más pequeñas para acortar el tiempo necesario de cocinado.
- Precocinar ciertos alimentos con otros métodos más rápidos y de menor coste, como blanquear verduras en el microondas o marcar la carne a la plancha.
- Usar fuentes, moldes y cazuelas metálicas, mejor si son de hierro fundido, para retener y transmitir mejor la temperatura a los alimentos.
- Hornear durante el horario valle o llano, o aprovechar el fin de semana para preparar varios platos a la vez que puedan hacerse por adelantado.
Fotos | Unsplash
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