Tengo que reconocer de entrada que el artista que os presento hoy se ha convertido en uno de mis favoritos desde que comencé a seguirle la pista hace unos años. Es español, se llama Dani Jiménez, y a pesar de ser todavía muy joven ya tiene una fructífera carrera a sus espaldas como fundamentalmente como ilustrador. En su trabajo encontramos un gran número de obras dedicadas a la gastronomía gracias a diversas colaboraciones, destacando sus diseños para El Comidista.
Estoy segura de que la mayoría ya habíais visto su trabajo en alguna ocasión, aunque no fuérais conscientes de ello. La prensa está llena de ilustraciones de autores que llenan de vida las publicaciones pero el nombre de los artistas no suele trascender, y por eso me gustaría reivindicar hoy el fantástico trabajo del ilustrador Dani Jiménez.
Nacido en Barcelona en 1971, Jiménez parecía tener claro desde muy joven que lo suyo era el mundo del arte, y por eso realizó la carrera de Bellas Artes en las especialidades de Pintura y Grabado en la Universitat de Barcelona. Pronto comenzó a hacerse un hueco en el mercado de la ilustración, con unos primeros trabajos en el mundo de la literatura infantil y diversos encargos para prensa y publicidad.
Desde entonces no ha dejado de encadenar encargos para medios muy diferentes, destacando sus colaboraciones en el mundo de la prensa y el editorial, con algunos medios tan conocidos como El País, Vanity Fair, The Guardian, Edelvives o RBA.
Si seguís el blog y los artículos del gran Mikel Iturriaga en El País- si no lo hacéis, deberíais -os habréis encontrado con el trabajo de Dani Jiménez acompañando, y completando, los textos y recetas. Además, Ha sido este autor el encargado de dar vida a los libros de recetas de El Comidista, con tanta maestría que no se echan en falta las típicas fotografías de estas publicaciones.
Me gusta mucho el estilo personal que ha desarrollado Dani Jiménez a lo largo de su carrera y que se adapta perfectamente a cada uno de los trabajos en los que colabora. Sus ilustraciones son amables pero siempre suelen tener un punto de ironía o de humor, parece tener gran facilidad para crear figuras y personajes simpáticos, transmitiendo siempre buenas energías.
Con trazos nada complicados, las ilustraciones de Dani Jiménez tienen el nivel justo de detalle, sin pecar de minimalista pero tampoco recargando las escenas. Da la sensación de que se mueve como pez en el agua en el ámbito culinario, pues domina sin problemas la representación de todo tipo de objetos y productos gastronómicos.
Su estilo me recuerda en cierta manera a esas ilustraciones típicas del mundo de la publicidad de los años 50 y 60, que creaban mundos utópicos de familias ideales y cocinas perfectas donde cocinar era poco menos que un placer, y todo salía siempre perfecto.
Como ilustrador también de escenas gastronómicas, Dani Jiménez sabe darle a sus obras un sello personal característico con el que me tiene ganada. Espero seguir encontrando sus creaciones en la prensa y en la publicidad, y sobre todo en más libros de cocina. Para mí, un buen libro de cocina es en sí mismo una pequeña obra de arte, y si las imágenes que lo acompañan son de la calidad del trabajo de Dani Jiménez, el valor artístico se multiplica.
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