El bodegón o naturaleza muerta es uno de los géneros más clásicos de la pintura, con una gran presencia a lo largo de las distintas etapas de la historia del arte. Sin embargo, hoy en día parece considerarse un género menor, ya que no suele despertar mucho interés en la mayor parte del público. Por eso me gusta encontrarme con artistas como Arnout van Albada, especializado en pintar bodegones, sobre todo gastronómicos.
Nacido en Groningen, van Albada es un autor neerlandés, dato relevante ya que los Países Bajos han sido, y siguen siendo, cuna de grandes pintores de naturalezas muertas y pinturas de género. Este tipo de artistas centra su interés en aspectos cotidianos de la población común, con muchas escenas de la vida diaria, y dando especial protagonismo a objetos corrientes.
No hay duda de que la alimentación juega un papel básico en los quehaceres cotidianos de cualquier persona, y refleja muchos aspectos culturales y sociales. A través de los bodegones gastronómicos podemos conocer mejor la realidad de una determinada población o de una época, aunque este género ofrece otros intereses artísticos a los pintores.
Las obras de van Albada muestran un gran trabajo de atención por el detalle y la observación precisa. Al centrar su trabajo en objetos inertes, puede permitirse realizar un gran estudio detallista, y eso lo demuestra la depurada técnica con la que plasma cada una de sus obras.
Sin embargo, al acercarnos y observar detenidamente sus pinturas, podemos percibir al mismo tiempo una atmósfera extraña, revelando que su nivel de detalle no llega a la precisión exacta que otros maestros pintores del pasado. Van Albada otorga a su trabajo una deliberada sensación de líneas difusas, de tal modo que las pinceladas sugieren la forma final, en lugar de detallarla.
El artista trabaja también utilizando técnicas clásicas, combinándolas con procedimientos más actuales. La base de sus obras son de panel aglomerado sobre el que aplica una capa inicial de pintura al temple, a base de huevo. Sobre esta primera capa es donde desarrolla, ya con óleo, lo que será la pintura final, sin llegar a cubrir del todo la base monocromática de temple.
Me alegra saber que hay muchos artistas jóvenes que continúan interesándose en géneros figurativos tradicionales como el bodegón o el retrato, explorando nuevas formas de trabajar. Arnout van Albada ha conseguido desarrollar su propio estilo creando una colección de bodegones gastronómicos muy personales, que sin duda podrían exhibirse en las paredes de algún restaurante.
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