Primero quiero decir que este post ha nacido sabiendo que va a interesar especialmente a las señoras lectoras de DaP, y que lo escribo desde un profundo, puro y sincero sentimiento de envidia, aunque también de admiración hacia la famosísima, internacional y cincuentona Madonna – ¿se me nota la envidia? -.
Llevo escuchando su música y viendo sus videosclips desde mi más tierna adolescencia. De hecho, soy una de esas alocadas que pretendieron salir a la calle con una corta falda de encaje que descansaba sobre un cancán de tul, con un sujetador que se dejaba ver cada vez que la enorme camiseta de tirantes se movía y con un gran lazo de lunares adornándole el pelo. También soy una de esas frustradas adolescentes a las que su madre obligó a subir a casa para cambiarse de ropa.
Pero ahora, pasado el tiempo, la razón de mi descarada envidia es que a ella no le pesan ni los años, ni los kilos, y se la ve rebosante de energía como entonces. Aunque por suerte hace unos días el chef personal de Madonna, el japonés Nishimura, ha revelado el secreto de su eterna juventud.
Según afirma el chef, su secreto radica en la dieta macrobiótica. Combina granos integrales, vegetales, algas y miso para mantener en óptimas condiciones su flora intestinal, favoreciendo el crecimiento de bacterias beneficiosas para los intestinos, que ayudan a digerir los alimentos y extraer de ellos las vitaminas de los alimentos. No come carne, lácteos, ni cafeína, también evita en la medida de lo posible los alimentos procesados.
Por lo tanto, tendré que ponerme las pilas, enterarme en qué consiste exactamente eso de la dieta macrobiótica y empezar a hacer ejercicio para comprobar en primera persona si Nishimura ha dicho la verdad. Ya me imagino llegando a los mismos cincuenta y tres años de Madonna tan fantástica y maravillosa como ella.
Foto | Karen Blue
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