Las reacciones ante la noticia de que Taiwán ha aprobado una ley que prohibe sacrificar perros y gatos para el consumo humano han sido una combinación de alivio y espanto. Por un lado nos alegramos de que cada vez más países apuesten por proteger los derechos de los animales, pero por otro nos horroriza recordar que otras culturas siguen incluyendo animales que consideramos mascotas en su cocina tradicional. ¿En qué países podrías probar legalmente la carne de perro o gato?
Hoy son fundamentalmente tres los países donde el comercio con perros para su sacrificio y venta como carne comestible está permitido: China, Vietnam y Corea del Sur. Hay un poco de mito con el consumo de perro en China, un país cuya cocina levanta algunas suspicacias entre los amantes de las leyendas urbanas, aunque actualmente solo se consume en ciertas regiones. Menos conocida es quizá la tradición en los otros dos países asiáticos, aunque lo cierto es que se ha comido carne de perro y gato en casi todo el mundo a lo largo de la historia.
Cuando hay necesidad, cualquier alimento es bienvenido
Afortunadamente, nuestra sociedad de hoy ya no sabe lo que el hambre. Matizo: es cierto que la crisis ha dejado a muchas familias con serias dificultades para acceder a una alimentación básica decente, y por desgracia sigue habiendo muchas personas necesitadas de ayuda, pero me refiero a la hambruna generalizada en épocas de carestía. Cuando los pocos alimentos que entran en una ciudad se racionan, y eso con suerte.
Hablamos, claro, de tiempos de guerra y posguerra, de epidemias y otros desastres que Europa ya ha superado, aunque se nos olvida que en otros lugares del mundo se siguen enfrentando a ellos. Cuando llevas días sin comer prácticamente nada, la situación no parece mejorar a corto plazo y si encima tienes familia a tu cargo, cualquier alimento es válido. También la carne de lo que para nosotros hoy son mascotas queridas, perros y gatos.
Por ejemplo, en 1940 Alemania legalizó de forma oficial el consumo de carne de perro, junto con otras especies como el zorro, oso, lobo o incluso animales de zoo. Los ejemplares se examinaban para comprobar que no portaban enfermedades peligrosas y después se repartían entre los carniceros para racionar la carne entre la población. También se sabe que exploradores de las regiones ártica y antártica tuvieron que sacrificar sus propios perros de trineo cuando se veían atrapados en mitad de las expediciones. Ante la necesidad no hay escrúpulos que valgan.
De tradición a tabú
El perro es un animal que lleva miles de años domesticado por el hombre y está presente en prácticamente todas las culturas. Si bien sigue teniendo un papel esencial en ciertas profesiones, nosotros hoy casi que solo lo vemos como mascota. Pero durante mucho tiempo ha sido más que un simple animal de compañía y ha tenido un papel utilitario, incluso sagrado y con supuestas propiedades medicinales, y, en menor medida, también el gato.
Son numerosas las referencias que nos han llegado de exploradores y colonos sobre pueblos indígenas de todo el mundo con una tradición cultural de consumir carne de perro. Por ejemplo, parece que los aztecas criaban una raza específica para ello, mientras que la costumbre entre los indios nativos de norteamérica podían variar de tribu en tribu.
En Europa ha habido ciertos pueblos que también sacrificaban perros para su uso culinario, como los galos, llegando incluso a abrir carnicerías especializadas en su carne en Francia a principios del siglo XX. Como ya hemos comentado, las grandes guerras en el viejo continente llevaron a situaciones límites como el tener que recurrir al consumo de cualquier animal, pero una vez superada la posguerra se convirtió en tabú.
Países en los que se repartía abiertamente carne de perro para el consumo fueron prohibiéndola sucesivamente, como Bélgica, Alemania o Austria. Si bien hay naciones que no lo prohíben específicamente, en Occidente se ve con horror la idea de comer perro, y cualquier noticia relacionada con el tema desata la polémica en los medios y la indignación entre la población general.
Como curiosidad, la prensa suiza informó hace poco sobre cómo se siguen dando casos en ciertos núcleos rurales de granjeros que mantienen la tradición de elaborar un tipo de carne seca con perros y también gatos, aunque son casos aislados y raros. Eso sí, está prohibido el uso comercial, solo es legal el consumo propio.
Y es que actualmente cualquier noticia que salte relacionada con el sacrificio de animales como perros y gatos levantará millones de voces en contra. Por eso los casos de poblaciones en los que se sigue empleando la carne de ciertos perros para utilizarla como alimento humano se limita a pueblos indígenas, pequeños núcleos de población de distintas partes del mundo que viven todavía muy ajenos al resto del planeta y mantienen sus costumbres tradicionales.
Los casos de China, Vietnam y Corea del Sur
La excepción a día de hoy la representan estos tres países asiáticos, donde se siguen criando, vendiendo y sacrificando perros y gatos de forma legal para su uso como carne comestible. Es conocido sobre todo el caso de la carne de perro, siendo el consumo de gato algo más reciente y limitado, muy asociado a remedios medicinales.
Quien acuda a China esperando encontrar carne de perro en cualquier mercado debe saber que hay muchos mitos en torno a la gastronomía del gigante asiático. Es un país muy grande formado por regiones muy distintas, con costumbres y culturas también diferentes. Actualmente el uso de perros como alimento se centra sobre todo en el sureste, particularmente Guangdong, más algunas zonas del norte próximas a Corea. Y es poco probable que te sirvan perro o gato engañándote como si fuera otro animal.
Como ya comentamos en el anterior post, es muy conocido el Festival de Yulin por las polémicas que desata en los medios. Se trata de una celebración relativamente reciente que conmemora el solsticio de invierno, durante la cual se llegan a sacrificar unos diez mil perros para su consumo como carne. En Vietnam es una tradición que se mantiene muy popular también en las zonas urbanas, e incluso se cree que trae buena suerte o que aumenta la virilidad. Allí la carne de gato sí está prohibida.
En Corea del Sur también se sigue la costumbre de comer carne de perro como algo tradicional que además se asocia a su propia identidad cultural. Aunque hoy día no es uno de los pilares de su dieta, continúan preparándose muchos platos tradicionales a base de perro, especialmente guisos y estofados durante el verano. También en Corea se le otorgan cualidades saludables y se elaboran productos medicinales como tónicos o incluso cosméticos de todo tipo. Normalmente se utiliza para estos fines una raza concreta, el nureongi, aunque también se pueden ver otras razas más internacionales en los mercados.
¿Cultura y tradición o barbarie cruel?
Desde que los países asiáticos se han ido abriendo más al mundo occidental, muchas de sus costumbres se han puesto en entredicho. El caso de Corea es el más destacable porque es un país que ha acogido importantes eventos deportivos a nivel internacional, y eso ha desatado las críticas de numerosas organizaciones. El gobierno lleva tiempo intentado regular el mercado de la carne de perros y gatos para mejorar su imagen exterior, y de hecho acaba de cerrarse uno de sus mercados más importantes de cara a los JJOO de invierno de 2018.
Lo cierto es que en los últimos años cada vez más personas tienen perros y gatos como animales de compañía en Asia, y las nuevas generaciones no ven muy bien que se los utilice como carne comestible. Se habla de cierta occidentalización de su cultura, y en cierta manera se critica que otros países quieran imponer sus propias costumbres acabando con siglos de tradición.
Recordemos que en España es común la carne de conejo, pero yo he visto reacciones de estupor por parte de estadounidenses o incluso algunos alemanes al conocerlo, porque para ellos es un animal adorable que relacionan con el conejito de Pascua. Muchos amantes de los animales siguen dietas vegetarianas o veganas precisamente porque no pueden soportar la idea de que cualquier ser vivo sufra solo para convertirse en comida, mientras que otros solo ponen el límite según su propia ética personal. Otro ejemplo es podía ser la carne de potro, inconcebible para muchas personas a pesar de su tradición.
Sin querer imponer nuestra cultura a nadie, y por muy terrible que me parezca la idea de sacrificar y comer perro o gato, creo que el gran problema de estos países no está tanto en su consumo. Lo peor de esta tradición es el trato que se da a los animales, la crueldad con la que se crían, se venden y se sacrifican, normalmente en condiciones terribles, apiñados en cajas minúsculas y maltratados. Ese es el motivo principal por el que Taiwán ha terminado prohibiendo la carne de perros y gatos, dentro de una política por los derechos de los animales.
Posiblemente también China, Vietnam y Corea terminen prohibiendo comerciar y consumir carne de animales que consideramos mascotas, o simplemente la costumbre se irá perdiendo con los años. Siempre es delicado tratar de cambiar costumbres tan asociadas a la cultura de un pueblo porque no es fácil ponerse en el lugar del otro. Mientras tanto, quien tenga curiosidad y se aventure a probar platos de carne de perro o de gato, ya sabe adónde tiene que viajar.
Fotos | nord-dressage.fr, Minh28397, Animals Asia, Kim Bartlett - Animal People, Inc, shankar s.
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