Cuando en mi círculo de familiares y amigos alguien espera un hijo sse comparte de forma natural si será niño o niña, por eso siempre me ha llamado la atención los líos que montan a veces en las películas y series en torno al tema. Hay una moda curiosa que se está extendiendo también en nuestro país ideal para futuros padres golosos: revelar el sexo del bebé con tartas y otros dulces.
Normalmente se organiza una fiesta en casa con la excusa de descubrir si se está esperando un niño o una niña, las llamadas reveal parties, cuyo colofón consiste en cortar una tarta o cupcake para mostrar el interior. Dependiendo del color de la miga o del relleno los invitados y los padres sabrán por fin qué les espera al final del embarazo, y de paso lo celebran con una buena dosis de azúcar.
Reconozco que la primera vez que me encontré con esta nueva moda fue viendo un capítulo de una serie de televisión de EEUU – gran fuente para mantenerse al tanto de la cultura de aquel país -. Me pareció una idea graciosa, aunque al volver a presenciar la misma situación en otra serie diferente una semana más tarde empecé a sospechar que era algo más que una curiosidad putual.
Efectivamente, es ya una moda bien instaurada en la sociedad estadounidense en los últimos años que ya ha cruzado el Atlántico para extenderse por Europa. Yo todavía no he asistido a ninguna “fiesta del bebé” ni nada parecido, pero esa costumbre que algunos tachan de americanada tiene cada vez más adeptos en nuestro país, y las tartas para revelar el sexo del bebé van ganando en seguidores.
Hay varias opciones para llevar este acontecimiento a cabo. Si se quiere montar una fiesta para compartir el momento con la familia y los amigos, lo mejor es apostar por una gran tarta o una buena fuente de cupcakes o pastelitos individuales. Los padres pueden elegir saber de antemano el resultado o formar parte de los sorprendidos para vivir ese momento de sorpresa en compañía de sus seres queridos.
En este caso el procedimiento habitual es pedir al ginecólogo que escriba el sexo del bebé en un sobre cerrado sin revelar su contenido. Los padres lo llevan al pastelero al que encargan la tarta para que sepa, en el secreto de su obrador, de qué color preparar el relleno. Normalmente se elabora una tarta de interior rosa si es niña o azul si es niño, aunque se puede hacer al gusto de los futuros padres u optar por opciones más o menos creativas.
De este modo se repite la tradicional acción de los recién casados en una boda de cortar la tarta nupcial al revelar el sexo del bebé también en pareja y rodeados de familiares y amigos. ¿Demasiado ñoño? ¿Original y entrañable? En el fondo no es más que una excusa para compartir una bonita etapa con los más allegados y de paso darse un capricho dulce. ¿Qué os parece esta moda?
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