Desde hace unos cuantos meses, tenía en casa, guardada como oro en paño, una botella de vino mulsum. La guardaba como una verdadera joya, con miedo a empezarla y que se acabara. Pero hace un par de semanas alguien, con muchísimas ganas de probarlo y jugando muy sucio, me dijo – mira Juana que esté es un vino joven y se puede estropear de un año para otro -, y claro me entró el pánico, una cosa es tenerlo guardado y saber que en cualquier momento puedo beberlo y otra es tenerlo y pensar que quizás se esté estropeando.
Así, que con gran emoción y las mejores expectativas puestas en el vino, he decidido abrirlo, degustarlo y disfrutarlo, pero no de cualquier forma, este vino milenario de miel estaba pidiendo a gritos un menú de la antigua Roma y eso es precisamente lo que he preparado hoy en mi casa, siguiendo las recetas del libro De Re Coquinaria.
Mejillones a las hierbas
Raspa y lava en abundante agua 1 kilo y 1/2 de mejillones.
Mezclamos hasta, 1/2 litro de agua, 3 cucharadas de salsa de soja, 3 cucharaditas de liquamen (anchoas machacadas), 1 puerro picado, 1/2 cucharadita de comino en polvo, 1/2 vaso de vino añejo (yo usé una mezcla de coñac y vino blanco seco), 1 cucharada de tomillo y 1/2 vaso de Marsala (vino dulce).
Calienta hasta que hierva. Sumerge los mejillones, unos pocos cada vez, en el líquido y retíralos a medida que se abran. Al final, deja hervir la salsa otro poco, mientras quitas las conchas vacías.
Vuelve a poner en la salsa las conchas que tienen el molusco adherido. Déjalos 1 o 2 minutos y sírvelos inmediatamente con el líquido de cocción.
Huevos fritos
Para 4 huevos, pon a remojar durante toda la noche 30 gramos de piñones en 2 cucharadas de Marsala seco (yo usé vino dulce, también se puede usar Oporto).
Muele 5 granos de pimienta, la misma cantidad de aligustre (me resulto imposible localizar, utilice una hoja de laurel) y los piñones. Pon todo en una sartén lo suficiente grande como para que quepan cómodamente los huevos. Añade 1 cucharadita colmada de miel, 1 cucharadita de vinagre y mezcla bien con 2 cucharadas de salsa de soja y 2 cucharaditas de pasta de anchoas (liquamen). Llévalo a ebullición.
Rompe los huevos en la sartén, baja el fuego y continúa cociéndolos hasta que estén a tu gusto (las yemas deben quedar blandas). Sirve muy caliente.
Sémola dulce
Coge sémola (yo utilicé cous-cous, 1 vaso por cada vaso de líquido), cuécela en agua caliente hasta hacer una mezcla muy dura, después extiéndela en una terrina. Cuando se haya enfriado, córtalo como para “preparar” dulces y fríelo en el mejor aceite. Retíralo, báñalo de miel, espolvorea pimienta y sírvelo.
Mejor habrás hecho si has puesto leche en lugar de agua.
Degustación vino Mulsum
Este vino de miel está hecho con las técnicas tradicionales de la antigua roma, los productores han conseguido la fermentación de la uva con la miel incluida, una verdadera y deliciosa rareza.
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Color: Dorado
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Fluidez: Cuando se mueve la copa se nota algo más viscoso que un vino blanco de mesa, su fluidez es muy parecida a un vino dulce envejecido en barrica.
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Olor: Nada más acercarlo a la nariz, lo primero que se nota es un suave aroma a barrica vieja.
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Sabor: Es dulce pero sin llegar a ser estridente, se aprecia enseguida el sabor a miel e incluso e incluso me atrevería a decir que también a flores.
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Maridaje: Por las características del vino y por las características de la cocina romana (la utilización casi constante de lo dulce, lo salado, lo agrio y lo picante en casi todos sus platos) hace que se pueda beber con cualquiera de los platos, desde el primero, hasta el postre.
Justo después de llevarme a la boca el primer trago y descubrir lo riquísimo que estaba, decidí racionarlo y servirlo y beberlo con sumo cuidado, con esto he conseguido que me quede casi media botella, para tomar otro día con algún aperitivo también de la época romana. Estoy deseando encontrar la ocasión.
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