Las agrotiendasestán ganando terreno entre nosotros los consumidores, poco a poco están cambiando la manera en la que se presentan al público en general y han dejado de parecer locales exclusivos para los socios de las cooperativas que las abrían. Están empezando a ser una buena opción para comprar calidad.
Es una verdadera suerte, ya que una vez superado el umbral de la puerta de entrada de una de estas tiendas, vemos que en sus estantes se esconden verdaderas joyas gastronómicas, algunas de ellas totalmente imposibles de localizar en supermercados.
Es allí donde podemos encontrar los limones del huerto del Sr. Pepe “el maño“, vecino de casa de tu tía, o las lechugas recién cortadas del campo de “La Roser“, la madre del asesor que tiene la oficina en la esquina de la calle Mayor, también aceites recién exprimidos, esa rara botella de vino o licor, sobre la que hemos oído hablar a algún conocido, que ha sido criado en una diminuta bodega, los exquisitos yogures que se fabrican casi artesanalmente en una empresa del pueblo y los caldos y salsas de otras dos.
Las agrotiendas comercializan productos hechos por los propios socios de la cooperativa, de otras cooperativas cercanas y de empresas locales. Casi todos Km 0 y muchas veces artesanales. Es fácil que conozcamos los nombres, apellidos, motes y a veces hasta dirección familiar de las personas que los han fabricado.
Acercarse a una de estas tiendas nos garantiza, no solo poder disfrutar de sabor y calidad, sino que además dinamizamos la economía local y todo en un mismo espacio.
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