En mi receta anterior nombraba el término comfort food, que se podría traducir por "comida reconfortante", y que hace referencia a esos platos que además de sentarnos bien, tienen cierta carga nostálgica o sentimental. La artista Monica Ramos ha dedicado uno de sus trabajos precisamente a esos platos, creando pequeños mundos de antasía alrededor de comidas.
Su obra más característica nos presenta una fuente de macaroni and cheese, pasta corta cocinada al horno con una salsa potente de queso y nata, la típica comfort food para los estadounidenses. Pero en su peculiar homenaje convierte dicha fuente en una gran piscina donde los personajes se zambullen literalmente en la pasta. Convertir la comida favorita en algo gigantesco es una fantasía muy recurrente en la ficción.
Monica Ramos es una joven artista afincada en Nueva York especializada en la ilustración. Nacida y criada en Filipinas, cuenta que sus padres la introdujeron en el mundo de los libros ilustrados, que se convirtieron en su pasión siendo niña. También reconoce una cierta obsesión por la comida, tema recurrente en su obra que aborda desde diferentes perspectivas.
Se reconoce como gran admiradora del trabajo del cineasta japonés Hayao Miyazaki y su capacidad para crear mundos que combinan la realidad con lo espiritual, en los cuales también suele tener una aparición especial la comida. Trabaja sobre todo con técnicas manuales, usando acuarelas, pincel, lápices y tinta, y dice estar interesada en representar al ser humano desde una perspectiva zoológica.
En Comfort Food, adopta la máxima literalidad del término para convertir un plato de pasta, unos gofres o un cuenco de leche y cereales en lugares de ensueño donde sus diminutos personajes disfrutan relajados. No puedo evitar acordarme de la película 'Cariño, he encogido a los niños', que tanto me gustaba cuando era pequeña, pues me parecía muy divertida la idea de poder comer una galleta gigante o nadar en el cuenco de leche.
La cierta ingenuidad infantil que tiene el trabajo de Monica Ramos se confirma con su trabajo como ilustradora. Destaca por ejemplo la pequeña historia en la que un niño, apasionado de la comida, que sueña con ella a todas horas y visualiza mundos fantasiosos donde sus platos favoritos están por todas partes, en una especie de fantasía utópica para glotones.
Los mundos de fantasía alrededor de la comida que crea Monica Ramos no son sólo un mero divertimento, ya que nos hacen reflexionar sobre lo que comemos y cuál es nuestra relación con ello. Su técnica manual consigue dar aún más a sus imágenes un aire de ensoñación y nostalgia que nos lleva a plantearnos por qué ciertas comidas nos sientan tan bien, o la relación sentimental que podemos desarrollar con ciertos alimentos. Y vosotros, ¿alguna vez habéis soñado con comida gigante? ¿Cuál sería vuestra comfort food?
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