Hace ya unos días que finalizó la sexta temporada de Juego de Tronos y todavía somos muchos los que seguimos comentando, teorizando y debatiendo sobre cada detalle de lo que ha sido hasta ahora la serie. La espera hasta que nos lleguen los próximos capítulos va a ser muy larga, así que mientras tanto nos toca buscar formas alternativas de calmar la ansiedad seriéfila. ¿Y si nos dejamos tentar por el lado más goloso? Si queréis un poco de inspiración no os perdáis esta selección de las mejores tartas y otros dulces de Juego de Tronos.
Ya comentamos hace un tiempo que la repostería creativa tiene no pocos detractores porque a veces es puro alarde decorativo cargado de azúcares, colorantes y demás, pero hay verdaderos artistas del dulce cuyo trabajo es para quitarse el sombrero. La pasión que despierta una serie como Juego de Tronos, o los propios libros de Canción de Hielo y Fuego, puede materializarse en una espectacular tarta para una ocasión especial, como un cumpleaños, una boda o una fiesta temática. Y quien se anime puede ya preparar un festín completo.
El Trono de Hierro
El bueno de George R.R. Martin acertó de pleno al crear el ya famosísimo Trono de Hierro, todo un símbolo de la serie que se ha convertido en el objeto más recreado tanto por los responsables de la serie como por los fans. Siempre que hay un evento relacionado con Juego de Tronos, no falta una réplica de ese incómodo asiento regio para que todos los seguidores se hagan fotos posando como reyes de Poniente. Era lógico pensar que también habría una gran colección de tartas con el mismo.
Para el autor de las novelas debió ser un placer recrearse en describir un trono tan potente en su concepto, hecho de hierro a base de espadas, cuchillos y otras armas. Es todo un símbolo de poder y de guerra, afilado, incómodo, incluso peligroso para las posaderas del que se sienta, el Rey de los Siete Reinos. Pero materializarlo para la serie no debió ser tan fácil, sobre todo pensando en que los actores debían usarlo de verdad.
En cualquier caso, el diseño de producción es fantástico y hoy ya es reconocible incluso por los que no siguen la serie. Representa muchas ideas y muchas historias de la saga, y para qué engañarnos, mola mucho. Por eso es perfecto para coronar tartas tan espectaculares como estas, cada una con el toque particular de sus creadores pero seguro que a ninguno se le hizo fácil dar forma a todos los detalles del trono. Yo me comería el pastel y guardaría el trono para decorar la estantería con los libros, sin dudarlo.
Huevos y dragones
Otro de los símbolos de la serie y de los libros son los dragones de Daenerys. Aunque a algunos espectadores más atraídos por la parte, digamos, medieval de la historia, no les hizo mucha gracia cuando estas criaturas fantásticas monstruosas empezaron a tomar más protagonismo, los dragones son parte esencial de Juego de Tronos. Forman parte de la historia pasada del universo y los tres hijos de la heredera Targaryen tienen un papel clave en el devenir de la historia.
El dragón siempre ha sido un animal fantástico muy apreciado por muchas disciplinas artísticas y encontramos innumerables ejemplos en todo tipo de novelas, películas, mitos y cuentos. En su concepto general es difícil no sentirse fascinados por ellos, criaturas de grandes dimensiones que desafían la lógica al surcar los cielos, con enormes alas, largas colas, lanzando fuego y con cierto aire misterioso y mágico. Aunque cuando crecen también se vuelven algo aterradores.
Para un artesano repostero debe ser un placer dar forma dulce a un dragón, diseñándolo con una apariencia más o menos fiera, según la ocasión. Los huevos de dragón también fueron un icono de la serie y dan mucho juego para crear y decorar tartas y otros dulces, al igual que las duras escamas de colores que recubren la piel de estos animales. No hace falta dar forma completa de dragón al pastel para conseguir un efecto espectacular.
El Norte recuerda
A pesar de que Juego de Tronos es una historia muy coral, tanto en los libros como en la serie son los Stark de Invernalia los que nos abren las puertas de este universo, y con quienes empezamos a conocer toda la historia. Es difícil no sentir que la familia norteña tiene gran parte del protagonismo, a pesar de todas las penurias y desgracias que van sufriendo a medida que pasan las temporadas.
A estas alturas es difícil que haya algún interesado en Juego de Tronos que no conozca los puntos de inflexión en las desventuras Stark, pero tampoco quiero entrar en spoilers innecesarios. Simplemente podemos destacar que el símbolo de la Casa, el fiero lobo huargo, es muy solicitado para decorar tartas y otros dulces temáticos de la serie.
Personalmente creo que trasladar personas reales a la repostería creativa es demasiado difícil y el resultado suele dejar mucho que desear, pero aquí tenemos algunos ejemplos muy conseguidos. Jon Snow o Nieve, el bastardo Stark que se une a la Guardia de la Noche para proteger el Muro, tiene un físico muy característico y más fácil de imitar que sus hermanos. Y si te queda una cara un poco de pasmado tampoco pasa nada, es el aspecto que el pobre Jon suele tener mientras se enfrenta a todos los peligros que se le ponen por delante.
Caminantes blancos
La otra cara de la monenda en esta saga, el Hielo del título de las novelas que suponen la gran amenaza de Poniente desde el principio, aunque la gran mayoría de personajes no son conscientes del peligro que acecha más allá del Muro. Los Caminantes Blancos son otro icono de Juego de Tronos de los que vamos conociendo detalles muy poco a poco, pero que según van apareciendo nos dejan escenas memorables, y escalofriantes.
Hay que reconocer que no tienen un físico muy agraciado para convertirlos en los protagonistas de un bonito pastel, pero pueden ser todo un éxito en una fiesta temática de la serie. A medio camino entre fantasmas y zombies, los Caminantes exhiben un físico envejecido, arrugado, pálido y demacrado, con las facciones muy marcadas, casi cadavéricas. Los ojos azules penetrantes son otra de sus características físicas más notables que no pueden faltar tampoco en su versión tarta.
El mundo de Poniente
Puede que seas fan de la serie pero no sigas a ninguna Casa o familia con particular fervor - es más habitual defender a personajes de forma individual según evoluciona su historia -. Entonces se puede optar por una buena tarta que simplemente recoja varios símbolos de la serie, como los estandartes más reconocibles, la espada, el mapa las tierras o las escamas de los dragones.
Espadas, escudos, animales simbólicos, coronas, lemas y citas, o simplemente, decoraciones de tipo medieval y fantástico, son buenos detalles para dar vida a una tarta de Juego de Tronos que puede impresionar sin caer en el mal gusto.
Esta es la elección más socorrida especialmente para tartas de boda, que se suelen diseñar en el formato de varios pisos a base de discos superpuestos en orden decreciente. La espada clavada coronando toda la estructura queda muy bien, aunque nos pueda recordar un poco a la historia del Rey Arturo.
Frikismo en pequeño formato
Además de tartas podemos encontrar todo tipo de dulces diferentes basados en el universo de Juego de Tronos. En general vemos los mismos símbolos, los verdaderos iconos reconocibles por los fans y no tan fans, usados con más o menos talento artístico. Galletas, cupcakes, chocolates y cake pops no se libran de vestirse para la ocasión seriéfila.
El fondant o pasta de azúcar de colores son materiales muy usados para hacer dulces decorados de este tipo, ya que se moldean o modelan para formar figuras con más o menos detalle. Hay toda una gama de productos pasteleros comestibles que se pueden emplear para dar forma casi a lo que se nos ocurra, coronando los pastelitos o envolviendo las bizcobolas, como hizo nuestro compañero Pakus hace un tiempo con el pobre Ned.
Siempre me han gustado más las galletas decoradas con glasa, quizá porque sé el trabajo que tienen detrás y la de horas y buen pulso que hay que tener para dibujar tantos detalles con tanta minuciosidad. Además, la galleta se convierte en todo un lienzo en blanco en el que la mano repostera puede dejar volar su imaginación, o su pericia. Hay galletas muy bonitas y muy originales que yo nunca podría comerme. Además, tanto glaseado las convierte en una bomba de azúcar, así que mejor casi mejor guardarlas para decorar.
Cuando me encuentro con tartas y otros dulces como estos de Juego de Tronos no puedo evitar quedarme fascinada. No son la elección que yo haría a la hora del postre, pero mi lado más friki siente una atracción irrefrenable. Y tampoco me importaría organizar un maratón de revisionado de los mejores capítulos de la serie en buena compañía compartiendo alguna de estas tartas.
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