Como un sandwich bluetooth, reza el encabezado. Supongo que será una broma, o una sátira para reflexionar sobre la poca importancia que le damos a la comida, dejando en ocasiones cualquier actividad por encima de un plato y una cuchara. A diario el tiempo nos puede y comemos literalmente sobre el teclado, de pie, o andando por la calle. Y no debería ser así, dedicar aunque sea treinta minutos a dar cuenta de qué estamos comiendo, dando tiempo a masticarlo convenientemente, es un mínimo de bienestar diario.
Pero la vida es así, y las presiones, propias y ajenas, nos sumergen en una dinámica peligrosa. Seguro que a todos nos parece una locura, el súmmum de lo impersonal, pero en ocasiones somos candidatos a colgarnos este artilugio de nuestro cuello: un manos libres para comer hamburguesas y sandwiches, mientras realizamos otra actividad.
Vía | Gizmodo
Imagen vía | A.S.B
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