Según una investigación realizada por científicos de la Universidad de Barcelona, los egipcios también elaboraban vino blanco. Se ha llegado a esta conclusión tras analizar las tres ánforas que estaban presentes en la cámara funeraria de Tutankamón. Estas ánforas presentaban tres clases distintas de vinos y al parecer cada vino estaba situado en un punto cardinal.
Los vinos en cuestión eran un vino blanco, otro tinto y finalmente uno dulce, aunque todavía no se conoce el significado simbólico de la disposición del vino. En el antiguo Egipto las clases altas y la realeza solían tomar vino, además también era utilizado en distintos actos religiosos, como por ejemplo en ofrecimiento a los difuntos. Según otras investigaciones, el vino puede simbolizar la resurrección de los muertos, pues era la representación de la sangre del Dios egipcio Osiris. Pero se trataría solamente del vino tinto que se encontraba situado al oeste de la cámara funeraria, dirección que se utilizaba para hacer resucitar al faraón según sus creencias. Falta la explicación de los otros dos vinos restantes, además si cada vino representa un punto cardinal, ¿falta un ánfora no? De momento, lo importante sobre este asunto es que han conseguido identificar la presencia de vino blanco en ánforas que tenían más de 3.300 años de antigüedad.
Para determinar el contenido de estas ánforas, se analizaron las muestras de polvo del interior de cada una de ellas con la técnica de la cromatografía líquida para poder separar los ingredientes que componían este polvo, seguidamente, se aplicó una espectrometría de masas para poder identificar cada ingrediente. La conclusión del vino llegó tras detectar que en todas las ánforas estaba presente el ácido tartárico, sustancia que procede de la uva y que demuestra que lo que contenían las vasijas era unos determinados tipos de vino. Claro, que el ácido tartárico no determina si es un vino tinto o blanco, para llegar a esa conclusión, tuvieron que analizar si los restos presentaban maldivia, un componente responsable del color rojizo de los vinos.
La maldivia se había descompuesto a su vez en otras sustancias dando lugar a la liberación del ácido siríngico, este es el componente que los investigadores trataron de hallar. El resultado fue que la ánfora que estaba situada hacia el este no presentaba esta sustancia, con lo cual la deducción era que se trataba de un vino blanco. Esta investigación prueba que el vino blanco se elaboraba mucho antes de lo que hasta ahora se pensaba, ya que las únicas pruebas que se tenían hasta el momento eran unos manuscritos datados en el año 200 d. C., en los que se explicaba la elaboración del vino blanco.
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