El arte se puede valorar de muchas maneras diferentes, y todas pueden ser perfectamente válidas. Sin embargo, podríamos decir que hay dos formas predominantes de enfrentarse a una obra: desde la estética y desde la emoción. Daniel Carlsten sin duda se ha implicado emocionalmente con la serie de fotografías que os presento hoy, pues son bodegones gastronómicos inspirados en su abuelo.
El autor, diseñador y director de arte de origen sueco, trabajó en colaboración con el fotógrafo Erik Wåhlström para dar una voz visual a la memoria de su abuelo, Åke Carlsten. El trabajo, titulado sencillamente Å.C., indaga en la vida de este hombre buscando crear un retrato a través de una de las cosas que más nos definen, nuestros gustos culinarios. Y como podemos deducir a partir las imágenes, Åke Carlsten ha sido un hombre de gustos sencillos, pero no por ello menos apasionados.
Como el mismo abuelo de Carlsten declara a través de la serie de anécdotas que acompañaron a la exposición de estas obras, siempre ha preferido durante toda su vida la buena comida sencilla, casera y tradicional. Con especial predilección por todo tipo de quesos y salchichas, también destaca su pasión por la leche, que al parecer bebía a todas horas, sobre todo al sentarse a disfrutar de la lectura.
Mediante este trabajo se nos presenta un acercamiento a una de las múltiples facetas que definen a una persona, sus costumbres y preferencias gastronómicas. Mostrándonos estos gustos sencillos, presentados de una manera muy concreta, podemos acercarnos también a la propia personalidad del abuelo del autor, a lo que ha sido su vida, aunque sea sólo imaginando sus experiencias vitales a partir de los bodegones.
Las obras de arte en las que el autor se implica tan directamente, permitiendo al público entrar en su vida personal, me resultan muy estimulantes, más allá del mero voyeurismo. Al crear fotografías de estudio a partir de la inspiración de su abuelo, Carlsten no se limita a mostrarnos sus recuerdos, sino que los utiliza como base creativa para recrear sus memorias.
No hay duda de que la comida nos define, y ya hemos podido ver por aquí diversos trabajos de artistas que usan la gastronomía para estudiar la naturaleza humana. Con estos emotivos bodegones cargados de recuerdos, Daniel Carlsten no sólo explora la faceta estética de las composiciones sino que nos ofrece unas imágenes cargadas de significado, convirtiéndolas en la voz de su abuelo. Es sin duda un bonito homenaje.
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